Re: GEOPOLÍTICA
Enviado: Sáb Ago 14, 2010 9:19 pm
La desconfianza dificulta las relaciones industriales entre Argentina
y Chile
Las relaciones industriales en el ámbito de la Defensa entre los
Gobiernos de Argentina y Chile no pasan por su mejor momento, y el
hecho de que uno de los principales proyectos conjuntos como es la
construcción por parte de Chile de cuatro barcos destinados a
custodiar las costas argentinas esté parada pese al importante
desembolso de dinero realizado por el Gobierno de Cristina Fernández,
no ayuda a que dichas relaciones mejoren.
Según cuenta el diario argentino La Capital, las sospechas de
corrupción y sobreprecio sobrevuelan sobre las dos empresas estatales
involucradas en el programa, después de que hayan pasado más de dos
años y medio de que el Gobierno argentino empezara a pagar la cantidad
acordada de más de 3 millones de euros para comprar cuatro lanchas
patrulleras para la Armada, con el resultado de que todavía no haya
comenzado la construcción de una sola nave.
A fines de 2007 el Ministerio de Defensa autorizó a la Armada a
suscribir un convenio con el astillero estatal chileno ASMAR para el
desarrollo conjunto del Patrullero Oceánico Multipropósito (POM), una
nave destinada al control de los mares nacionales para evitar la pesca
ilegal, entre otras múltiples funciones.
Argentina planeó entonces construir cuatro barcos similares a los que
Chile ya estaba desarrollando con licencia del astillero alemán
Fassmer. Con el objetivo de sumarse al proyecto, pagó 2.730.000 euros
para adquirir la ingeniería básica del patrullero, mientras en junio
del año pasado abonó otros 500.000 euros al astillero Fassmer por el
contrato de licencia de la primera unidad.
En total, Argentina ha desembolsado un total de 3.230.000 euros para
sumarse a un programa del cual, según el diario La Capital, todavía
hoy no hay convenios firmados con astillero alguno, ya sean argentinos
o extranjeros; y lo que es peor, aún no hay fecha prevista para el
inicio de la construcción de las naves.
Mientras tanto, la Armada chilena ya ha puesto en marcha operaciones
por los mares australes con dos unidades de ese patrullero, el "Piloto
Pardo", desde abril de 2008, y el "Comandante Toro", desde agosto del
2009, con un coste de 24 millones de dólares cada uno. Además, Chile
mantiene otras dos unidades en construcción a través de un programa al
que denomnó Danubio IV y que avanza según lo acordado.
Malestar en los Astilleros Río Santiago
El presupuesto destinado a cada patrullero y la decisión sobre el
lugar en que se construirían originó recientemente un gran revuelo en
los Astilleros Río Santiago, ubicados en Ensenada y propiedad del
gobierno argentino.
Hace varios años, en concreto en junio de 2006, este astillero
presentó una propuesta cifrada en 130 millones de dólares para
construir los cuatro buques, e incluso había conseguido financiación
externa y nacional para sacar adelante el proyecto que contemplaba un
plazo de ejecución de 62 meses y tenía previsto emplear a tiempo
completo a unas mil personas.
El ingeniero Angel Cadelli, quien fuera vicepresidente del astillero
cuando se desarrolló dicha propuesta, le dijo al diario La Capital que
ese presupuesto fue finalmente "archivado por la Marina", después de
los "sucesivos e interminables cambios técnicos que la Armada
planteaba todos los días en la configuración de los buques, mientras
probablemente negociaban por otro lado".
Cadelli, manifestó entonces su "sorpresa y bronca", así como la de los
trabajadores reunidos en Asamblea, cuando se publicó que un testigo
alemán de identidad reservada reveló que el consorcio Ferrostaal
negociaba con la Armada un contrato, que finalmente no se materializó,
de entre 230 y 250 millones de euros para construir los barcos.
"Nuestro presupuesto era más de 100 millones de dólares menos y no fue
ni considerado", protestó Cadelli.
Hace unos días, los trabajadores de Río Santiago volvieron a la carga
con el presupuesto para construir los buques y presentaron una "oferta
hostil", como elos mismos la denominaron, a la ministra de Defensa, al
jefe de la Armada y al gobernador Scioli, y le enviaron también una
copia a la presidenta. Los trabajadores remitieron el mismo
presupuesto "archivado" en 2006, lo que a algunos entendidos en el
tema les llamó la atención, ya que no sufrió ninguna actualización en
cuatro años.
La bronca aumentó cuando desde la actual dirección del astillero Río
Santiago se comunicó que Cadelli ya no tiene autoridad para hablar en
nombre de la empresa, por lo que se desestimaron sus apreciaciones que
fueron considerada como "a título personal", y sugirieron que su
reacción podría tener connotaciones políticas.
Desde otras fuentes se destacó, sin embargo, la calidad técnica de la
propuesta que había hecho Cadelli en su día en Río Santiago para hacer
los buques, y coincidieron en señalar que Tandanor (a quien el
gobierno le encargaría ahora el trabajo) es "sólo un taller de
reparación naval y no un astillero, por lo que no está en condiciones
técnicas de llevar adelante semejante trabajo".
Sin embargo, fuentes de Tandanor consultadas por La Capital dijeron
que sí están en condiciones de llevar adelante el proyecto, que han
hecho barcos, pero que reconocen la experiencia del Astillero Río
Santiago en la construcción de buques militares. "Lo importante es que
los patrulleros se hagan", no importa donde, expresaron con
generosidad desde Tandanor.
Argentina niega el pago de comisiones
A toda esta polémica hay que unir las acusaciones de corrupción
dirigidas hacia el Ministerio de Defensa, que recientemente tuvo que
rechazar "categóricamente" una información publicada por el semanario
alemán Der Spiegel sobre el supuesto pago de comisones en 2006 del
holding Ferrostaal a un funcionario de esa dependencia.
La revista reveló que la Justicia germana investiga si la constructora
de buques y submarinos pagó un supuesto soborno a funcionarios
argentinos para beneficiarse en un contrato. El proceso judicial es
parte de una causa mayor que busca determinar si esa empresa ofreció
comisiones en el área de la defensa de varios países, entre ellos
Colombia, Indonesia, Egipto y Portugal.
"Las referencias realizadas por el medio alemán parecen aludir, de
manera lateral, a las acciones realizadas por el Ministerio en
relación con el proyecto Patrullero Oceánico Multipropósito (POM)",
defiende un reciente comunicado del Ministerio de Defensa argentino
que explica al detalle el acuerdo con otros países de la región para
cooperar en la fabricación de barcos de calado más limitado que los de
los grandes buques de guerra.
La prensa alemana aseguró que los investigadores creen que la filial
argentina de Ferrostaal pagó una comisión "de seis cifras en euros"
por la construcción de los POM para la Prefectura Naval.
La dificultad para entender todo este tramado surge del hecho de que
esta operación no se realizó directamente con Ferrostaal, dedicada a
la fabricación de máquinas pesadas, instalaciones industriales y
embarcaciones civiles y militares, sino con la empresa chilena Asmar.
La sospecha de los investigadores alemanes es que Ferrostaal habría
actuado como intermediaria de otras empresas a cambio de un porcentaje
de las comisiones.
La misma explicación fue ofrecida desde la filial local de Ferrostaal,
cuyos responsables han afirmado que su tarea se limitó a presentar los
POM a las autoridades argentinas.
Las acciones de cooperación logística entre Argentina y Chile forman
parte de los esfuerzos operativos para sentar las bases de una
industria regional de la Defensa. En este sentido, Argentina
desarrolla acuerdos también entre la Fábrica de Aviones "Brigadier San
Martín" (en Córdoba) y con la empresa brasileña Embraer. Por su parte,
los ejércitos de Argentina y de Brasil tienen un acuerdo de
cooperación para la fabricación del vehículo terrestre multipropósito
"Gaucho".
Por Arturo Cuervo.
y Chile
Las relaciones industriales en el ámbito de la Defensa entre los
Gobiernos de Argentina y Chile no pasan por su mejor momento, y el
hecho de que uno de los principales proyectos conjuntos como es la
construcción por parte de Chile de cuatro barcos destinados a
custodiar las costas argentinas esté parada pese al importante
desembolso de dinero realizado por el Gobierno de Cristina Fernández,
no ayuda a que dichas relaciones mejoren.
Según cuenta el diario argentino La Capital, las sospechas de
corrupción y sobreprecio sobrevuelan sobre las dos empresas estatales
involucradas en el programa, después de que hayan pasado más de dos
años y medio de que el Gobierno argentino empezara a pagar la cantidad
acordada de más de 3 millones de euros para comprar cuatro lanchas
patrulleras para la Armada, con el resultado de que todavía no haya
comenzado la construcción de una sola nave.
A fines de 2007 el Ministerio de Defensa autorizó a la Armada a
suscribir un convenio con el astillero estatal chileno ASMAR para el
desarrollo conjunto del Patrullero Oceánico Multipropósito (POM), una
nave destinada al control de los mares nacionales para evitar la pesca
ilegal, entre otras múltiples funciones.
Argentina planeó entonces construir cuatro barcos similares a los que
Chile ya estaba desarrollando con licencia del astillero alemán
Fassmer. Con el objetivo de sumarse al proyecto, pagó 2.730.000 euros
para adquirir la ingeniería básica del patrullero, mientras en junio
del año pasado abonó otros 500.000 euros al astillero Fassmer por el
contrato de licencia de la primera unidad.
En total, Argentina ha desembolsado un total de 3.230.000 euros para
sumarse a un programa del cual, según el diario La Capital, todavía
hoy no hay convenios firmados con astillero alguno, ya sean argentinos
o extranjeros; y lo que es peor, aún no hay fecha prevista para el
inicio de la construcción de las naves.
Mientras tanto, la Armada chilena ya ha puesto en marcha operaciones
por los mares australes con dos unidades de ese patrullero, el "Piloto
Pardo", desde abril de 2008, y el "Comandante Toro", desde agosto del
2009, con un coste de 24 millones de dólares cada uno. Además, Chile
mantiene otras dos unidades en construcción a través de un programa al
que denomnó Danubio IV y que avanza según lo acordado.
Malestar en los Astilleros Río Santiago
El presupuesto destinado a cada patrullero y la decisión sobre el
lugar en que se construirían originó recientemente un gran revuelo en
los Astilleros Río Santiago, ubicados en Ensenada y propiedad del
gobierno argentino.
Hace varios años, en concreto en junio de 2006, este astillero
presentó una propuesta cifrada en 130 millones de dólares para
construir los cuatro buques, e incluso había conseguido financiación
externa y nacional para sacar adelante el proyecto que contemplaba un
plazo de ejecución de 62 meses y tenía previsto emplear a tiempo
completo a unas mil personas.
El ingeniero Angel Cadelli, quien fuera vicepresidente del astillero
cuando se desarrolló dicha propuesta, le dijo al diario La Capital que
ese presupuesto fue finalmente "archivado por la Marina", después de
los "sucesivos e interminables cambios técnicos que la Armada
planteaba todos los días en la configuración de los buques, mientras
probablemente negociaban por otro lado".
Cadelli, manifestó entonces su "sorpresa y bronca", así como la de los
trabajadores reunidos en Asamblea, cuando se publicó que un testigo
alemán de identidad reservada reveló que el consorcio Ferrostaal
negociaba con la Armada un contrato, que finalmente no se materializó,
de entre 230 y 250 millones de euros para construir los barcos.
"Nuestro presupuesto era más de 100 millones de dólares menos y no fue
ni considerado", protestó Cadelli.
Hace unos días, los trabajadores de Río Santiago volvieron a la carga
con el presupuesto para construir los buques y presentaron una "oferta
hostil", como elos mismos la denominaron, a la ministra de Defensa, al
jefe de la Armada y al gobernador Scioli, y le enviaron también una
copia a la presidenta. Los trabajadores remitieron el mismo
presupuesto "archivado" en 2006, lo que a algunos entendidos en el
tema les llamó la atención, ya que no sufrió ninguna actualización en
cuatro años.
La bronca aumentó cuando desde la actual dirección del astillero Río
Santiago se comunicó que Cadelli ya no tiene autoridad para hablar en
nombre de la empresa, por lo que se desestimaron sus apreciaciones que
fueron considerada como "a título personal", y sugirieron que su
reacción podría tener connotaciones políticas.
Desde otras fuentes se destacó, sin embargo, la calidad técnica de la
propuesta que había hecho Cadelli en su día en Río Santiago para hacer
los buques, y coincidieron en señalar que Tandanor (a quien el
gobierno le encargaría ahora el trabajo) es "sólo un taller de
reparación naval y no un astillero, por lo que no está en condiciones
técnicas de llevar adelante semejante trabajo".
Sin embargo, fuentes de Tandanor consultadas por La Capital dijeron
que sí están en condiciones de llevar adelante el proyecto, que han
hecho barcos, pero que reconocen la experiencia del Astillero Río
Santiago en la construcción de buques militares. "Lo importante es que
los patrulleros se hagan", no importa donde, expresaron con
generosidad desde Tandanor.
Argentina niega el pago de comisiones
A toda esta polémica hay que unir las acusaciones de corrupción
dirigidas hacia el Ministerio de Defensa, que recientemente tuvo que
rechazar "categóricamente" una información publicada por el semanario
alemán Der Spiegel sobre el supuesto pago de comisones en 2006 del
holding Ferrostaal a un funcionario de esa dependencia.
La revista reveló que la Justicia germana investiga si la constructora
de buques y submarinos pagó un supuesto soborno a funcionarios
argentinos para beneficiarse en un contrato. El proceso judicial es
parte de una causa mayor que busca determinar si esa empresa ofreció
comisiones en el área de la defensa de varios países, entre ellos
Colombia, Indonesia, Egipto y Portugal.
"Las referencias realizadas por el medio alemán parecen aludir, de
manera lateral, a las acciones realizadas por el Ministerio en
relación con el proyecto Patrullero Oceánico Multipropósito (POM)",
defiende un reciente comunicado del Ministerio de Defensa argentino
que explica al detalle el acuerdo con otros países de la región para
cooperar en la fabricación de barcos de calado más limitado que los de
los grandes buques de guerra.
La prensa alemana aseguró que los investigadores creen que la filial
argentina de Ferrostaal pagó una comisión "de seis cifras en euros"
por la construcción de los POM para la Prefectura Naval.
La dificultad para entender todo este tramado surge del hecho de que
esta operación no se realizó directamente con Ferrostaal, dedicada a
la fabricación de máquinas pesadas, instalaciones industriales y
embarcaciones civiles y militares, sino con la empresa chilena Asmar.
La sospecha de los investigadores alemanes es que Ferrostaal habría
actuado como intermediaria de otras empresas a cambio de un porcentaje
de las comisiones.
La misma explicación fue ofrecida desde la filial local de Ferrostaal,
cuyos responsables han afirmado que su tarea se limitó a presentar los
POM a las autoridades argentinas.
Las acciones de cooperación logística entre Argentina y Chile forman
parte de los esfuerzos operativos para sentar las bases de una
industria regional de la Defensa. En este sentido, Argentina
desarrolla acuerdos también entre la Fábrica de Aviones "Brigadier San
Martín" (en Córdoba) y con la empresa brasileña Embraer. Por su parte,
los ejércitos de Argentina y de Brasil tienen un acuerdo de
cooperación para la fabricación del vehículo terrestre multipropósito
"Gaucho".
Por Arturo Cuervo.