Fórum Defesa Brasil

Brasil frena el choque entre Caracas y Bogotá

Fonte: http://www.elpais.com/articulo/internac ... iint_1/Tes

Colombia defiende en la cumbre de Unasur el uso de sus bases por EE UU - Venezuela exige ver el documento íntegro del acuerdo militar

Los doce países suramericanos miembros de Unasur mantuvieron ayer una tensa reunión en la ciudad argentina de Bariloche para intentar desactivar la crisis provocada por el acuerdo de Colombia de permitir que tropas norteamericanas utilicen siete bases propias. La cumbre puso de manifiesto las profundas diferencias que existen en América Latina, pero finalizó con un comunicado que deja abierta la posibilidad de que el Consejo Suramericano de Defensa, dependiente de Unasur, examine nuevas medidas de confianza mutua. El documento garantiza el respeto a la soberanía de Colombia, como exigía el presidente Álvaro Uribe, pero afirma que "la presencia de fuerzas militares extranjeras no puede, con medios y objetivos vinculados a objetivos propios, amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación suramericana".

La cumbre se desarrolló en un clima de alta tensión y tuvo que ser el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, inspirador de Unasur, quien a última hora de la tarde, diera un puñetazo en la mesa, lamentando que la reunión fuera retransmitida por televisión, y exigiendo que terminaran los duros enfrentamientos personales que se desarrollaban a varias bandas, para intentar un rápido acuerdo de mínimos. Su llamamiento no consiguió tranquilizar completamente los ánimos pero tuvo resultado.

La cumbre, que se celebró ante las cámaras por deseo del presidente Álvaro Uribe, no logró ningún acuerdo sustancial: Colombia no acepta que nadie ponga en duda su derecho a firmar acuerdos con terceros países para luchar contra el narcotráfico y el terrorismo, y la mayoría de los países presentes desconfía de que ese acuerdo no vaya a implicar, en realidad, una mayor injerencia militar de EE UU en la región.

En cualquier caso, la reunión implicó algo importante: por primera vez en la historia, los países de América Latina han debatido regionalmente un tema altamente polémico y delicado: la presencia militar de países terceros, un asunto que siempre ha tenido una enorme repercusión en América Latina y que sigue suscitando fuertes polémicas.

El debate tuvo aspectos muy significativos. El presidente brasileño dio la impresión de que su principal preocupación era mantener vivo el organismo suramericano. Ofreció todo tipo de muestras de respeto a la soberanía colombiana, pero no ocultó su inquietud por el uso conjunto de las bases. Lula dejó entrever una de sus grandes preocupaciones: la posición de los "países ricos" respecto a la Amazonía, que comparten varios países latinoamericanos. "Ellos se creen que la Amazonia es suya, pero no es así. Es nuestro problema, y somos nosotros quienes deberíamos reunirnos para tratar los problemas ambientales", sugirió. El presidente brasileño planteó también la posibilidad de que Unasur solicite una cumbre con el presidente norteamericano, Barack Obama, para debatir el papel de EE UU en América Latina, una iniciativa a la que se opuso Colombia, que recordó que Washington ya esta presente, de pleno derecho, en otro organismo, la OEA.

El protagonista de la reunión fue, sin embargo, el presidente colombiano. Álvaro Uribe intentó presentar el acuerdo que permite el uso de siete bases colombianas por parte de tropas estadounidenses como una simple ampliación de la cooperación militar que ya existe entre los dos países, enfocada en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Leyó una larga lista de acuerdos anteriores y recordó que Colombia ha sufrido enormemente por culpa del narcotráfico y el terrorismo. Reprochó a los otros países latinoamericanos que su apoyo se haya limitado a declaraciones verbales y señaló que Estados Unidos era el único que había ofrecido a su país una ayuda práctica y eficaz.

En todo el discurso del presidente colombiano hubo una sola referencia al contenido exacto del acuerdo con Estados Unidos. "El artículo 3", afirmó, "establece que las bases no se pueden usar para asuntos internos de otros Estados", una aclaración que pareció insuficiente a los demás presidentes, según dejaron de manifiesto casi todos los demás oradores.

Tanto el presidente venezolano, Hugo Chávez, como el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, intentaron centrar la discusión, no en las intenciones de Colombia, sino de Estados Unidos. Pidieron a Uribe que facilitara a Unasur el texto completo del acuerdo e insistieron en que las facilidades militares que se conceden en el pacto con EE UU rebasan ampliamente las características de la lucha contra el narcotráfico.

Todo el mundo contuvo la respiración para ver si Chávez y Uribe, que se habían intercambiado largos reproches, aceptaban la momentánea salida de la crisis. La última intervención de Chávez estuvo a punto de lanzar otra vez todo por el aire con una velada acusación de que paramilitares colombianos habían intentado matarle. Uribe exigió pruebas y la temperatura subió muchos grados. Fue entonces cuando Lula dio un simbólico puñetazo, pidió que se acabaran los enfrentamientos y se examinara el documento final, que fue aprobado sin problemas.El texto pide también que se evalúen las implicaciones de un documento militar estadounidense sobre bases militares presentado por Venezuela.

Risco de corrida armamentista preocupa região

Unasul expôs tensão causada pelos acordos e alta dos gastos militares

Ruth Costas



A reunião da União de Nações Sul-americanas (Unasul) desta sexta-feira voltou a lançar luz sobre uma questão que há algum tempo preocupa autoridades e especialistas: a possibilidade de que a região caia numa dispendiosa e arriscada corrida armamentista.

Alguns alertam para o risco de o acordo militar Colômbia-EUA servir de pretexto para o aumento dos gastos em armamento. Outros ressaltam já existir uma dinâmica de modernização das Forças Armadas locais que precede essa polêmica. No último ano, os gastos militares na região aumentaram 30% segundo o centro de estudos argentino Nueva Mayoría.

"Por que não analisamos esse processo de compra de armas vergonhoso?", propôs o presidente peruano, Alan García, na Unasul. "Em 2008, gastamos US$ 38 bilhões em armas, dinheiro que poderia ajudar milhares de famílias."

O governo colombiano, que desde 2002 recebeu US$ 6 bilhões dos EUA para o combate às drogas, chegou ao encontro de sexta-feira munido da lista dos acordos de outros países. A Venezuela fechou parcerias com o Irã e a Rússia. Comprou US$ 4 bilhões em caças, helicópteros e fuzis de Moscou e fez uma operação militar conjunta.

O Brasil assinou um contrato de mais de US$ 8 bilhões com a França prevendo a compra de helicópteros, jatos e a construção de um submarino nuclear. O Peru espera uma ajuda de US$ 1,2 bilhão dos EUA para o combate ao tráfico, a Bolívia deve comprar US$ 100 milhões em armas russas. E o Equador adquiriu 6 aviões de guerra de Israel e 24 do Brasil.

A lista de fato levanta algumas dúvidas. A primeira é se esses acordos podem ser considerados um sinal de que a dinâmica de corrida armamentista já está instalada na região. Para Marcelo Coutinho, coordenador do Observatório Político Sul-Americano (OPSA) e professor da UNB, é cedo para concluir isso. "O aumento dos gastos militares serviu para modernizar um setor que estava sucateado na maior parte dos países", disse Coutinho ao Estado. "Era lógico que os governos fizessem esses investimentos em tempo de bonança econômica."

Outros analistas ressaltam, porém, que, principalmente em algumas partes da região, as tensões com os vizinhos de fato são um estímulo. Afinal, é natural que se um país investe em poderio militar, outros se sintam compelidos a alcançá-lo.

"Em pelo menos duas situações há uma possível corrida armamentista: entre o Chile e o Peru e entre a Colômbia e a Venezuela", disse, para a BBC, Robert Munks, da revista britânica especializada em Defesa Jane?s Intelligence Weekly.



ACORDOS DISTINTOS

A segunda dúvida relacionada aos acordos é até que ponto cada um deles pode representar uma ameaça para a estabilidade da região. Moisés Naím, editor da revista Foreign Policy, por exemplo, não vê no uso das bases colombianas pelos EUA um perigo. "Mais importante é o fato de haver novas provas de que as Farc recebem apoio da Venezuela e esse país é um ponto de operações de traficantes. Por que as bases provocaram imediata reação de Lula e tais revelações não mereceram nenhum comentário?", disse Naím ao Estado, no início do mês.

Para a analista política venezuelana Francine Jácome, é natural que haja desconfiança em relação ao acordo Colômbia-EUA "por uma questão histórica, relacionada ao intervencionismo americano na região". "Além disso, comprar armas não é o mesmo que permitir a presença de tropas e aviões estrangeiros em seu território", concorda Coutinho. "O risco de transbordamento no caso colombiano é grande."

Mas mesmo entre as "compras de armas", segundo analistas, é preciso fazer distinções. Há alguns casos que causam preocupação - e em especial, o da Venezuela. Não tanto por uma questão de escala (o Brasil e o Chile gastaram mais em armas em 2008), mas pelo discurso belicista de Hugo Chávez. No ano passado, o líder venezuelano chegou a enviar tropas para a fronteira em outra crise com a Colômbia. E recentemente sugeriu que se restituísse à força o presidente deposto de Honduras, Manuel Zelaya.

"Chávez tem uma política expansionista, tanto que financia políticos e grupos em outros países", diz Fernando Gerbasi, do Centro de Estudos Estratégicos e Relações Internacionais da Universidade Metropolitana, em Caracas. Ele concorda que há motivos para cautela no que diz respeito ao acordo Colômbia-EUA, mas não vê sentido na diferença de tratamento que receberam as parcerias militares de Chávez: "Os países da região estão se recusando a ver nas compras de armas da Venezuela uma ameaça, mas no futuro isso pode custar caro."

ANÁLISE


Unasul só não quebra porque não age
CLÓVIS ROSSI
COLUNISTA DA FOLHA
De reunião em reunião, a Unasul (União das Nações Sul-Americanas) só consegue demonstrar
que está distante de justificar o "União" que abre o seu nome.
Tanto é assim que o comunicado final da cúpula de anteontem em Bariloche produziu uma das
mais patéticas platitudes já encontradas em textos diplomáticos de uma região em que obviedades
enchem arquivos e arquivos.
Diz o documento que "Forças militares estrangeiras não podem (...) ameaçar a soberania e a
integridade de qualquer nação sul-americana". Só faltou acrescentar que Forças militares estrangeiras
não podem ameaçar a soberania de qualquer nação na face da Terra. Ou que é obrigatório que o sol
nasça todos os dias.
O pior é que o presidente equatoriano, Rafael Correa, presidente de turno do conglomerado,
ainda achou que o documento de Bariloche é "um passo adiante".
Não é passo adiante nem passo atrás. É marcar passo, nada mais, à espera de que uma nova
reunião (agora de ministros da Defesa e do Exterior) consiga a quadratura do círculo que seria pôr de
acordo a Colômbia e os bolivarianos Venezuela, Bolívia e o próprio Equador em torno da maneira de
encarar as relações com os Estados Unidos.
Para a Colômbia, o acordo com os EUA, que já dura dez anos e acaba de ser renovado para dar
a militares americanos o direito de usar bases colombianas, é não apenas legítimo como benéfico para a
luta contra o narcotráfico e o narcoterrorismo (das Forças Armadas Revolucionárias da Colômbia),
umbilicalmente ligados.
Para a Venezuela de Hugo Chávez, trata-se, ao contrário, do "cerco do império" à sua revolução
bolivariana.
O que complica ainda mais o que já é complicado é o fato de que os dois lados têm argumentos
ponderáveis a esgrimir.
O presidente colombiano, Álvaro Uribe, tem razão em se queixar de que seus vizinhos da Unasul
não foram além de uma "solidariedade retórica" na guerra ao narcotráfico/terrorismo, ao passo que os
Estados Unidos lhe deram apoio "prático" e "efetivo" (os US$ 6 bilhões do Plano Colômbia são bastante
"efetivos").
Hugo Chávez tem razão ao dizer que "ainda que os Estados Unidos jurem até no Vaticano que
não lançarão ataques a partir da Colômbia contra outros países, não temos nenhum motivo para
acreditar".
De fato, desde a intervenção na guerra de independência de Cuba, no finzinho do século 19, até
o apoio velado ao efêmero golpe que depôs Chávez, em 2002, dá mais de um século de intervenções na
região.
Nesse cenário, tornam-se inócuas as duas propostas do presidente Luiz Inácio Lula da Silva para
tentar resolver o impasse: chamar o presidente Barack Obama para dar explicações e exigir "garantias
jurídicas" de que o acordo com a Colômbia ficará confinado ao território colombiano.
Afinal, coube a Correa lembrar, após a cúpula de Bariloche, que os Estados Unidos não
acataram o Tratado Interamericano de Assistência Recíproca, ao apoiarem o Reino Unido na guerra das
Malvinas contra a Argentina, em 1982. "Os países assinam acordos e depois os rompem conforme sua
conveniência", disse o presidente equatoriano.
Quanto à reunião Obama/Unasul, é evidente que, ainda que se realize, o presidente dos Estados
Unidos não dirá nada, absolutamente nada, de diferente do que Uribe já disse ou do que disse ao próprio
Lula Jim Jones, o assessor de Obama para segurança nacional.




ELIANE CANTANHÊDE
Não colou
BARILOCHE - Desta vez, inverteu-se a coisa. Lula, que sempre é o simpaticão e lidera a turma
do deixa-disso nas reuniões internacionais, estava com cara de poucos amigos e fez um discurso
reclamão na segunda reunião da Unasul (União das Nações Sul-Americanas) neste mês, aqui em
Bariloche.
Ele não gostou da transparência, ops!, da transmissão ao vivo das sete horas de debates e
acusações.
Não gostou dos discursos que não acabavam nunca, sem levar a lugar nenhum. E,
principalmente, não gostou de ficar em segundo plano.
O papel de "pacificador", como vinham alardeando seus assessores, não se confirmou. Chávez,
Uribe, Evo Morales, Rafael Correa, nenhum deles deu muita bola para o empenho de Lula de tentar
alguma paz, muito menos acordo. Aliás, nem para as propostas brasileiras.
O ministro da Defesa, Nelson Jobim, tinha conversado com seus colegas do Equador e Colômbia
e anunciara que Uribe iria dar garantias em Bariloche de que as bases militares continuarão sendo
colombianas e que as tropas norte-americanas terão desenvoltura limitada ao território do país e ao
combate ao narcotráfico. Não houve garantia nenhuma. Os EUA, aliás, também não deram.
O assessor internacional da Presidência, Marco Aurélio Garcia, que conhece bem a região e
viajou com Jobim, apostava que Bariloche seria um "marco da distensão". Ao contrário, Uribe mostrou
suas armas, Chávez jogou um trunfo: o "Livro Branco" das Forças Armadas dos EUA mostrando que o
verdadeiro objetivo de uma das bases na Colômbia, a de Palanquero, não é tão simples e tão apenas
policial assim. A tensão continua.
Até mesmo a convocação do Conselho Sul-Americano de Defesa para uma espécie de
catalogação de quem tem o quê na área bélica também ficou meio no ar. Pode ser, pode não ser. E
ninguém pode garantir exatamente para que finalidade.
Lula não teve peso, não aconteceu. E voltou de cara amarrada.

CLÓVIS ROSSI
O "cara" cansou?

SÃO PAULO - O presidente Luiz Inácio Lula da Silva emite crescentes sinais de que está
cansado da pirotecnia verbal de seus pares latino-americanos. Mais de uma vez, em atos públicos ou
entrevistas coletivas dessa turma, o presidente me olha com um sorriso maroto no canto da boca e uma
cara de "eu-não-mereço".
Até aí, podia ser apenas leitura equivocada do gesto. Mas é a segunda vez em poucos meses
em que Lula reclama publicamente do excesso de discursos de seus pares. Primeiro, na Cúpula das
Américas (abril), em que ironizou o tempo que o nicaraguense Daniel Ortega gastou em sua fala, aliás
uma peça patética.
Agora, em Bariloche, generalizou a crítica: "A gente vir para uma reunião como chefe de Estado
e cada um ficar falando para seu público não dá certo".
Entendo Lula. Vai à cúpula do G20, que reúne grandes e emergentes, e faz sucesso. Vai aos
Brics, os futuros grandes, segundo uma firma financeira interessada em lucrar com eles, e também faz
sucesso. Aí, volta para o Sul, em que deveria mais ainda ser "o cara", e não consegue arrumar a casa.
Não conseguiu convencer Álvaro Uribe de que não funcionou até agora o acordo Colômbia/Estados
Unidos, e que, portanto, é preciso mudar de rumo.
Não consegue, nunca aliás, convencer Hugo Chávez a seguir a ordem do rei da Espanha
("porque no te callas", lembra-se?) e aceitar que a preservação da Unasul é o grande objetivo, que
suplanta todos os demais, como diz Marco Aurélio Garcia, o assessor de Lula para temas internacionais.
Antes, já dissera ao presidente boliviano Evo Morales que não aceitava negociar "com uma
espada no pescoço", em referência à nacionalização do gás.
Nesse ritmo, não demora e Lula também acabará proclamando o seu "cansei".

RUBENS RICUPERO
Longe de ser um princípio obsoleto,
a não ingerência é a base da Carta da ONU, da OEA e da convivência civilizada
Lição esquecida

Como reagiríamos se o coronel Chávez tivesse visitado o nosso presidente na campanha de
2006 para anunciar-lhe centenas de milhões de dólares de empréstimo e favorecimento nas importações
a fim de ajudá-lo na reeleição? Esse ato explícito de intervenção praticado pelo presidente Lula na
política interna boliviana soma-se a outros de seus auxiliares em violação do princípio básico da
diplomacia: a não ingerência.
O desprezo a uma regra de ouro que não admite exceções já está produzindo antagonismo e
confronto entre os sul-americanos. A Unasul, criatura brasileira, nem completou nove meses e luta para
sobreviver a um conflito entre seus membros cuja origem se localiza justamente no desrespeito a essa
norma.
A reunião do órgão em Bariloche se concentrou no acordo militar Colômbia-Estados Unidos, mas
esse tema é inseparável de dois outros: a guerrilha e o narcotráfico, por sua vez cada vez mais
entrelaçados. Será razoável ver os colombianos condenados ao baterem às portas de Wa- -shington
quando os vizinhos não escondem a simpatia ideológica pela guerrilha? E não conseguem (talvez nem
tentem) evitar que seus territórios sejam usados pelos insurretos como santuário ou para obter armas? A
questão fundamental é saber qual deve ser o comportamento de um governo diante da guerrilha e do
crime organizado num país vizinho.
Cem anos atrás, em fevereiro de 1909, o barão do Rio Branco propunha à Argentina e ao Chile o
pacto do ABC com três longos artigos sobre a questão. Cada país se comprometeria a impedir a
organização em seu território de expedições armadas de exilados para promover guerra civil nos outros
dois. Em caso de insurreição, proibia-se qualquer comércio com os insurgentes, que seriam desarmados
ao passarem a fronteira, coordenando-se os governos a fim de evitar atritos nessa área.
Puro bom senso, que teria impedido as desventuras presentes caso tivesse sido obedecido pelos
membros da Unasul. A começar pelo Brasil, que exigiu da Colômbia garantias escritas descabidas em
relação a um ato de soberania como é a busca da cooperação militar norte-americana. Aliás, a
abordagem militar só se intensificou depois que Bogotá tentou e não conseguiu negociar acordo de paz
com a guerrilha.
Por que exigir garantia apenas da Colômbia, sem cobrança análoga da Venezuela em relação às
ameaças multiplicadas por Caracas e ao desvio para a guerrilha de armas pesadas importadas da
Suécia? Nem do Equador no que se refere ao uso de seu território por líderes das Farc como os mortos
em incursão colombiana. Sobretudo quando o Exército brasileiro não viu no acordo sobre bases nenhum
perigo ao Brasil.
Também é frouxo o argumento de que o combate ao narcotráfico deve ser obra exclusiva dos
sul-americanos, cuja competência na matéria pode ser aquilatada pelo "êxito" obtido nos morros cariocas
e pela extorsão policial a traficantes colombianos presos em São Paulo. Pior é dizer que o mercado das
drogas se concentra nos Estados Unidos no momento em que o Brasil se tornou o segundo maior
consumidor de cocaína do mundo.
Longe de ser um princípio descartável e obsoleto, a não ingerência é a base da Carta da ONU
(Organização das Nações Unidas), da OEA (Organização dos Estados Americanos) e da convivência
civilizada. Se não quiser que a Unasul se desmoralize ainda mais, é bom que a diplomacia brasileira
volte ao princípio que abandonou nesse triste episódio.

RUBENS RICUPERO, 72, diretor da Faculdade de Economia da Faap e do Instituto Fernand
Braudel de São Paulo, foi secretário-geral da Unctad (Conferência das Nações Unidas sobre
Comércio e Desenvolvimento) e ministro da Fazenda (governo Itamar Franco). Escreve
quinzenalmente, aos domingos,
rubric@uol.com.br

Jornal de Brasília

TEXTO E CONTEXTO
André Gustavo Stumpf
Ameaça real


Bariloche, na Argentina, aprazível estação de esqui muito frequentada por brasileiros, está
situada na base dos Andes, nas proximidades da fronteira com o Chile e a 1.600 quilômetros ao sul de
Buenos Aires. Ali, em hotel de alto luxo, os dirigentes de 12 países da América do Sul começaram a
discutir, pela primeira vez, olho no olho, a perspectiva de guerra ou paz no continente. O motivo é
conhecido: tráfico de drogas a partir da Colômbia, que opera em plena sintonia com a compra e venda de
armas.

É um dos negócios mais rendosos do mundo. A Colômbia exporta algo em torno de 700
toneladas de cocaína pura por ano. Um quilo deste produto vale, nos Estados Unidos, cerca de US$ 45
mil. Na Europa é mais valioso. No Brasil, dada a proximidade do mercado, a cotação é menor: perto de
US$ 22 mil. Quem gostar de fazer contas, deve pegar uma dessas cotações e multiplicar por 700 mil. Vai
chegar a um número espantoso de bilhões de dólares. O operador do comércio, atualmente, não é mais
aquele mafioso de filme. É jovem, formado nas melhores universidades do planeta, fluente em vários
idiomas e com negócios no mundo inteiro.

Armada do pó – As Forças Armadas Revolucionárias da Colômbia começaram a realizar
pequenos assaltos e ganhar a qualificação de grupo guerrilheiro no final dos anos 60. Foi uma espécie
de Movimento de Sem Terra, versão colombiana. A partir de então revestiu sua ação com discursos de
esquerda, conquistou quase toda a metade sul do território do país e passou a dar proteção aos
cultivares da coca. E, naturalmente, levou seus cuidados ao pessoal que industrializa o produto. O grupo
que era revolucionário passou a se constituir numa armada em defesa do pó.

O governo colombiano errou muito no trato do problema nas últimas décadas. Houve um período
em que as Farc ganharam do governo um território livre dentro do país, com tamanho semelhante ao do
Estado do Rio de Janeiro. Festa para os traficantes. Operavam à luz do dia, mantinham administrações
nas cidades e controlavam os serviços aduaneiros na fronteira com o Equador. As forças armadas da
Colômbia não tinham forças para vencer a guerrilha. Foi por essa razão que se estabeleceu o Plano
Colômbia, com o governo dos EUA, que está em vigor há mais de dez anos.

Nos últimos tempos, a guerrilha está na defensiva. Auxiliados por serviços de inteligência norteamericanos
e mercenários israelenses, os colombianos, que extinguiram aquele território livre,
conseguiram vitórias militares contra as Farc. Seu principal chefe, Manuel Marulanda, morreu de causas
naturais. A chefia do movimento foi quase toda presa ou simplesmente morta em combate. O problema é
que a guerra do pó não respeita fronteiras. Guerrilheiros se escondem na Venezuela e no Equador. O
Exército brasileiro já fez chegar aos guerrilheiros que respeitam a guerra deles no território deles. Se
entrarem no Brasil, serão atacados.

Gringos no Peru – Esse é um pedaço do problema. O governo do Peru assinou convênios com
entidades norte-americanas de combate à droga. A principal delas é DEA (Drug Enforcement Agency),
que utiliza diversas pistas naquele país para executar seu trabalho. Uma delas fica na cidade de
Pucalpa, na fronteira com o Brasil. E a guerrilha do Sendero Luminoso, que foi desmontada, voltou a
assombrar pequenas cidades no norte do país. Seu chefe, Abimael Guzman, preso desde 1992,
comanda as operações de dentro do presídio. Aliás, avião de reconhecimento da FAB, o E-99, já foi
chamado para encontrar bases guerrilheiras no vizinho. Localizou rapidamente e entregou a posição ao
exército peruano, que chegou ao ponto exato em menos de uma hora.
A produção, em escala industrial de cocaína, é o problema básico. Dele decorrem todos os
outros. Os cultivares estão se transferindo para Peru e Bolívia, já geneticamente modificados com
objetivo de não serem exterminados pela fumigação realizada por aviões norte-americanos, que
pulverizam substância química destinada a matar a planta. Em todos os lados das fronteiras há gente
disposta a vender facilidades. O principal consumidor, 50% do que é produzido no país, é o mercado
norte- americano. A droga chega ao destino final porque os traficantes conhecem os caminhos. Um
deles, por exemplo, passa pela Guiana, ex-holandesa, que tem voos diretos para Amsterdã, cidade
conhecida como uma espécie de paraíso dos viciados.

A base de Apiay – Mas há outros problemas. Hugo Chávez, que vive falando de guerra contra a
Colômbia. É uma hostilidade antiga. Álvaro Uribe ampliou a relação com os norte-americanos para
permitir que eles utilizem sete bases militares em seu país e possam enviar até 800 militares e 600 civis
para operar na luta contra o narcotráfico no país. Isso ocorre depois que o governo do Equador decidiu
não renovar a concessão feita aos norte-americanos para utilizar a base de Manta, no norte daquele
país. Uma das bases a serem utilizadas pelos norte-americanos, a de Apiay, fica a cerca de 400
quilômetros da fronteira com o Brasil.

A reunião dos presidentes em Bariloche, que passou pela verborragia transbordante dos latinos,
teve o mérito de colocar a questão do tráfico como assunto de Estado, capaz de interferir de maneira
ostensiva na governabilidade dos países da região. Não é mais problema exclusivamente policial.
Ameaça a democracia, insinua a guerra entre países, sacrifica civis, prejudica o comércio, dificulta a
integração no continente, além de devastar a saúde e as famílias de legiões de viciados em todos os
continentes.

Santiago escreveu:ANÁLISE


Unasul só não quebra porque não age
CLÓVIS ROSSI
COLUNISTA DA FOLHA
De reunião em reunião, a Unasul (União das Nações Sul-Americanas) só consegue demonstrar
que está distante de justificar o "União" que abre o seu nome.
Tanto é assim que o comunicado final da cúpula de anteontem em Bariloche produziu uma das
mais patéticas platitudes já encontradas em textos diplomáticos de uma região em que obviedades
enchem arquivos e arquivos.
Diz o documento que "Forças militares estrangeiras não podem (...) ameaçar a soberania e a
integridade de qualquer nação sul-americana". Só faltou acrescentar que Forças militares estrangeiras
não podem ameaçar a soberania de qualquer nação na face da Terra. Ou que é obrigatório que o sol
nasça todos os dias.
O pior é que o presidente equatoriano, Rafael Correa, presidente de turno do conglomerado,
ainda achou que o documento de Bariloche é "um passo adiante".
Não é passo adiante nem passo atrás. É marcar passo, nada mais, à espera de que uma nova
reunião (agora de ministros da Defesa e do Exterior) consiga a quadratura do círculo que seria pôr de
acordo a Colômbia e os bolivarianos Venezuela, Bolívia e o próprio Equador em torno da maneira de
encarar as relações com os Estados Unidos.
Para a Colômbia, o acordo com os EUA, que já dura dez anos e acaba de ser renovado para dar
a militares americanos o direito de usar bases colombianas, é não apenas legítimo como benéfico para a
luta contra o narcotráfico e o narcoterrorismo (das Forças Armadas Revolucionárias da Colômbia),
umbilicalmente ligados.
Para a Venezuela de Hugo Chávez, trata-se, ao contrário, do "cerco do império" à sua revolução
bolivariana.
O que complica ainda mais o que já é complicado é o fato de que os dois lados têm argumentos
ponderáveis a esgrimir.
O presidente colombiano, Álvaro Uribe, tem razão em se queixar de que seus vizinhos da Unasul
não foram além de uma "solidariedade retórica" na guerra ao narcotráfico/terrorismo, ao passo que os
Estados Unidos lhe deram apoio "prático" e "efetivo" (os US$ 6 bilhões do Plano Colômbia são bastante
"efetivos").
Hugo Chávez tem razão ao dizer que "ainda que os Estados Unidos jurem até no Vaticano que
não lançarão ataques a partir da Colômbia contra outros países, não temos nenhum motivo para
acreditar".
De fato, desde a intervenção na guerra de independência de Cuba, no finzinho do século 19, até
o apoio velado ao efêmero golpe que depôs Chávez, em 2002, dá mais de um século de intervenções na
região.
Nesse cenário, tornam-se inócuas as duas propostas do presidente Luiz Inácio Lula da Silva para
tentar resolver o impasse: chamar o presidente Barack Obama para dar explicações e exigir "garantias
jurídicas" de que o acordo com a Colômbia ficará confinado ao território colombiano.
Afinal, coube a Correa lembrar, após a cúpula de Bariloche, que os Estados Unidos não
acataram o Tratado Interamericano de Assistência Recíproca, ao apoiarem o Reino Unido na guerra das
Malvinas contra a Argentina, em 1982. "Os países assinam acordos e depois os rompem conforme sua
conveniência", disse o presidente equatoriano.
Quanto à reunião Obama/Unasul, é evidente que, ainda que se realize, o presidente dos Estados
Unidos não dirá nada, absolutamente nada, de diferente do que Uribe já disse ou do que disse ao próprio
Lula Jim Jones, o assessor de Obama para segurança nacional.




ELIANE CANTANHÊDE
Não colou
BARILOCHE - Desta vez, inverteu-se a coisa. Lula, que sempre é o simpaticão e lidera a turma
do deixa-disso nas reuniões internacionais, estava com cara de poucos amigos e fez um discurso
reclamão na segunda reunião da Unasul (União das Nações Sul-Americanas) neste mês, aqui em
Bariloche.
Ele não gostou da transparência, ops!, da transmissão ao vivo das sete horas de debates e
acusações.
Não gostou dos discursos que não acabavam nunca, sem levar a lugar nenhum. E,
principalmente, não gostou de ficar em segundo plano.
O papel de "pacificador", como vinham alardeando seus assessores, não se confirmou. Chávez,
Uribe, Evo Morales, Rafael Correa, nenhum deles deu muita bola para o empenho de Lula de tentar
alguma paz, muito menos acordo. Aliás, nem para as propostas brasileiras.
O ministro da Defesa, Nelson Jobim, tinha conversado com seus colegas do Equador e Colômbia
e anunciara que Uribe iria dar garantias em Bariloche de que as bases militares continuarão sendo
colombianas e que as tropas norte-americanas terão desenvoltura limitada ao território do país e ao
combate ao narcotráfico. Não houve garantia nenhuma. Os EUA, aliás, também não deram.
O assessor internacional da Presidência, Marco Aurélio Garcia, que conhece bem a região e
viajou com Jobim, apostava que Bariloche seria um "marco da distensão". Ao contrário, Uribe mostrou
suas armas, Chávez jogou um trunfo: o "Livro Branco" das Forças Armadas dos EUA mostrando que o
verdadeiro objetivo de uma das bases na Colômbia, a de Palanquero, não é tão simples e tão apenas
policial assim. A tensão continua.
Até mesmo a convocação do Conselho Sul-Americano de Defesa para uma espécie de
catalogação de quem tem o quê na área bélica também ficou meio no ar. Pode ser, pode não ser. E
ninguém pode garantir exatamente para que finalidade.
Lula não teve peso, não aconteceu. E voltou de cara amarrada.

Olha eu não tenho nada a ver com este assunto, mas irrita-me profundamente este tipo de jornalismo, é o mesmo que numa final da copa do mundo Brasil x Argentina e os Brasileiros a torcer pela Argentina, claro que isso é impossível no futebol, mas com o vosso presidente é possível, só mesmo na América do Sul!

O Lula está coberto de razão, onde já se viu transmitir discussões importantíssimas entre chefes de estado de um continente em directo? Só mesmo na América do Sul!

Onde já se viu numa cúpula de presidentes de um continente serem mais importantes os egos de cada um em vez da importância do povo que os elege? Só mesmo na América do Sul!

O Lula fez bem sim, chamou os bois pelos nomes e deu a entender: Quem toca a musica aqui é o Brasil, se querem dançar têm de apanhar o ritmo da civilização.

O Brasil está numa posição única para si e para os países à sua volta e uns dependem dos outros, se não dançarem todos ao mesmo ritmo, vão cair rápido. Até há quem esteja a pagar para ver!

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Perfeito!

Alguns até podem achar teoria da conspiração demais, mas não tenho dúvida q os EUA estão de olho muito aberto em nossos programas estratégicos (Sub Nuclear, VLS, etc) e em nossas reservas energéticas do pré-Sal; tanto q certamente devem estar buscando informações mais apuradas... Duvido q não estejam fazendo isso logo em seu "quintal"...

Falando nisso, o Santiago parece ser o maior defensor dos "interesses americanos" no DB, será q ele não é uma agente yankee infiltrado no fórum? ...

É, mas algo dito aí em cima tem muita VERDADE: os Colombianos, querendo ajuda contra o narcoterrorismo, pode obtê-la com quem? Com seus vizinhos, que não escondem sua simpatia pelos criminosos? E nisso incluo A NÓS, sim, estamos no mesmo barquinho furado das ideologices caducas, vendo em cada um daqueles marginais das FARC um Guevara de boininha e dizendo 'hay que endurecer pero sin perder la ternura...'

Por quê a Colômbia pede ajuda aos ianques? Oras, porque sabe que nós torcemos para o OUTRO lado, inclusive dentro de casa: não amamentamos o nefando MST & quetales com as gordas tetas do Estado? Não estamos aqui mesmo fazendo graça pro diabo rir? Não pagamos para que se elejam e se mantenham no poder (Morales e Lugo, respectivamente) notórios inimigos do Brasil mas 'cumpañeros' de ideologice da cambada que está no poder? O Brasil não ocupa o tale de 'espaço' que dizemos aqui que ele deveria ocupar porque o espaço que parece querer é BEM OUTRO...

Nukualofa77 escreveu:Falando nisso, o Santiago parece ser o maior defensor dos "interesses americanos" no DB, será q ele não é uma agente yankee infiltrado no fórum? ...

Vc está paranóico?!

Seria o mesmo que achar vc o maior defensor dos interesses bolivarianos no DB...um agente infiltrado do "temido" Servicio de Inteligencia del Estado boliviano?

Tenho postado notícias que saem na grande imprensa que mostram um contraponto a maioria das notícias postadas aqui. Isso é bom para o debate. Diversidade de pontos de vista. O engraçado é ver claramente a limitada tolerância com a diversidade de opiniões. Sintomático?

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OBS.: O fato de postar algo, não quer dizer que esteja de acordo

Túlio escreveu:É, mas algo dito aí em cima tem muita VERDADE: os Colombianos, querendo ajuda contra o narcoterrorismo, pode obtê-la com quem? Com seus vizinhos, que não escondem sua simpatia pelos criminosos? E nisso incluo A NÓS, sim, estamos no mesmo barquinho furado das ideologices caducas, vendo em cada um daqueles marginais das FARC um Guevara de boininha e dizendo 'hay que endurecer pero sin perder la ternura...'

Por quê a Colômbia pede ajuda aos ianques? Oras, porque sabe que nós torcemos para o OUTRO lado, inclusive dentro de casa: não amamentamos o nefando MST & quetales com as gordas tetas do Estado? Não estamos aqui mesmo fazendo graça pro diabo rir? Não pagamos para que se elejam e se mantenham no poder (Morales e Lugo, respectivamente) notórios inimigos do Brasil mas 'cumpañeros' de ideologice da cambada que está no poder? O Brasil não ocupa o tale de 'espaço' que dizemos aqui que ele deveria ocupar porque o espaço que parece querer é BEM OUTRO...

100% de acordo Tulio.

eu só gostava que alguém me respondesse, mais uma vez, se afinal as FARC estavam á beira do colapso, como tantos deitaram foguetes por aqui, porque é que são precisas SETE bases para derrotar as FARC....

P44 escreveu:eu só gostava que alguém me respondesse, mais uma vez, se afinal as FARC estavam á beira do colapso, como tantos deitaram foguetes por aqui, porque é que são precisas SETE bases para derrotar as FARC....

As FARC sofreram muitas perdas e estão enfraquecidas. Estão na defensiva. Porém são como capim ruim. Se não mantiver um combate constante elas voltam a crescer e tomar conta. Há quantos anos os espanhois combatem o ETA? Assim mesmo eles sempre voltam.
Quanto as bases penso que haverá apenas uma principal. As outras seis serão para uso eventual em operações. Manter as sete bases guarnecidas sairá muito caro para os americanos além de correrem riscos desnecessários. É mais fácil, prudente e seguro concentrar tudo em um único local.

saudações