Los Guiños de Mefisto
Ivan Witker
“Los musulmanes dividen el mundo en dar-el-islam y dar-el-harb; tierra
de paz y tierra de guerra” ----Samuel Huntington (El Choque de
Civilizaciones)
Resumen
La penetración iraní en América Latina responde a la decisión política
de Teherán de demostrar capacidad internacional. En 2008 inició una
ofensiva hemisférica basada en acercamientos político-diplomáticos,
apoyo a comunidades shií, y una asociación discursiva fuertemente anti
estadounidense con sus interlocutores locales, Venezuela (+ ALBA), los
cuales se han mostrado especialmente receptivos, aunque por motivos
diferentes. El éxito de la estrategia iraní lo corrobora la posterior
apertura brasileña. Chile y Argentina representan más bien una
anomalía. Forman parte del interés iraní en la región, pero ninguno de
los dos manifiesta disponibilidad. A diferencia de Brasil y del ALBA,
ni Chile ni Argentina buscan por medio de la “carta iraní”, influir o
demostrar capacidades internacionales. Incluso, la relación con
Argentina, alguna vez promisoria, hoy se encuentra destrozada,
producto del involucramiento de Teherán en el caso AMIA. Esta impasse,
irreversible, y la preeminencia de la comunidad judía, ponen a la
seguridad como tema condicionante de la relación Irán-Argentina. Chile
ha tenido una relación históricamente cautelosa. Compras de petróleo e
intentos de ventas de armas marcaron los 80. Tímidas inversiones
petroleras, los 90. Entre Santiago y Teherán hay un vínculo de
dinámica unilateral, donde no se palpa la finalidad de Teherán de
haber incluido a Chile en su despliegue hemisférico.
In cauda venenum: Irán-América Latina
La expansión iraní en América Latina tiene un solo objetivo: demostrar
capacidad internacional. Capacidad para llevar su mensaje religioso y
visión del mundo terrenal, para articular nuevos aliados e influir,
pero, ante todo, para merodear en las cercanías mismas de quien ve
como su principal enemigo, los EE:UU. Pari passu, la gran receptividad
de parte de Venezuela y sus liliputienses aliados del ALBA, así como
en los últimos meses también de parte de Brasil, responde a un impulso
político-táctico análogo. Inmersos en sus respectivas cosmovisiones,
aquellos países grandes y pequeños de América del Sur, que se muestran
receptivos a los guiños de Teherán, más allá de su tamaño, su
historia, sus posibilidades reales de influir en las grandes
configuraciones globales, y probablemente en un estado de ignorancia
supina respecto al significado de Irán en el mundo de hoy, buscan
demostrar, mediante este exótico contacto, que algo pueden hacer en el
plano internacional. Para Venezuela y sus cófrades del ALBA, ser parte
de la expansión iraní –en tanto uno de los grandes elementos
perturbadores de la post Guerra Fría- alimenta sus ignívomos discursos
anti estadounidense; o antiimperialista en la retórica chavista y
evista. Por lo mismo, más que cogitaciones con los ayatollas acerca
del sentido de la espiritualidad o la trascendencia en el Islam,
prefieren palmotadas, jocosidad y exposición mediática junto a
Ahmedinejad, el emblemático representante del mal. Así, Venezuela y
los diminutos ALBA se sienten parte activa del mundo político de hoy.
En consecuencia, desde hace ya algunos años es materia de discusión
entre políticos, académicos y especialistas en Defensa, Seguridad e
Inteligencia la activa y creciente presencia de Irán con América
Latina. Se debate acerca de su profundidad y alcance, sus razones,
naturaleza e impacto en general.
Todo indica que se trata de una estrategia de penetración llena de
singularidades. No sólo por la periferalidad de América Latina. Y es
que los antecedentes históricos tampoco entregan elementos indiciarios
de que la expansión iraní a esta zona del mundo fuese esperable en
esta época. Desde luego que están quienes argumentan que en un mundo
crecientemente multipolar y multicivilizacional, los contactos entre
naciones, etnias y tribus dejarán crecientemente de ser esporádicos
para tornarse más y más frecuentes. Sería algo propio del mundo
globalizado. Persas y latinoamericanos (tanto indígenas como las
protonacionalidades postcoloniales), pese a haber estado separados en
el tiempo y el espacio, estarían encontrando en la actualidad motivos
para una cierta convergencia. Las causas y motivaciones de la
penetración iraní deben ser encontradas, pues, en el ámbito de la
política.
Acorde a esta primera delimitación, corresponde dilucidar si la
estrategia de penetración se produce hacia la totalidad de países
latinoamericanos o sólo hacia uno o algunos de ellos. Nuevamente
aparecen consideraciones político-tácticas en el horizonte. El interés
de Irán en América Latina es selectivamente diferenciado, lo que deja
al descubierto un diseño conceptual y una praxis congruente con el
mismo. La premisa básica para entender el problema es entonces que la
política exterior iraní busca, a través de una penetración
sistematizada en América Latina, activar un foco antiestadounidense en
el corazón mismo del hemisferio. Mirado desde Teherán, el resultado de
esta expansión es, hasta ahora, óptimo. Hacia fines del 2009, el
interés persa empezó a confluir con el interés brasileño de actuar
internacionalmente con mayor autonomía, lo que derivó en una vistosa
invitación a Brasilia del Presidente Ahmed Ahmedinejad. Después de ese
viaje, Teherán es un actor extrarregional relevante en el hemisferio.
Luego, el conjunto de países latinoamericanos receptivos a la
estrategia iraní ha terminado convergiendo en una colaboración muy
útil en organismos multilaterales: ONU, OIEA, OPEP, Movimiento de los
No Alineados y otros. Es entonces, el deseo de subrayar esa capacidad
de proyección internacional inherente a cualquier Estado (dentro de
sus posibilidades, se entiende), que la expansión iraní ha repercutido
necesariamente en las cuestiones de seguridad hemisférica[1].
Mirado desde Occidente, de las opciones civilizacionales que se abren
en el mundo de hoy y, muy especialmente en función del carácter de los
conflictos actuales, es perfectamente comprensible y explicable que la
inusitada receptividad a la expansión iraní en el hemisferio, sea
motivo de análisis y, en algunos casos, de honda preocupación. Hic et
nunc.
Muy en la línea de definición de los conflictos mundiales actuales (de
la violencia asimétrica y las amenazas híbridas, para ser más
precisos), Israel, tomó durante 2009 tres decisiones importantes
respecto a la expansión iraní en América Latina: a) alertar a los
países integrantes de la OEA mediante una nota oficial sobre la
peligrosidad del trabajo iraní en la región, la cual dirigió a la
conferencia de la entidad en Tegucigalpa, b) viajes de su canciller
Avigdor Lieberman y de Infraestructura, Uzi Landau, por varios países
latinoamericanos explicando los nexos Irán-Hezbollah, y c) la
posterior gira del Presidente Shimon Peres a Brasil y Argentina
expresando su preocupación por una presencia iraní que va mucho más
allá de lo diplomático y/o comercial.
Israelíes y estadounidenses han planteado que un foco central de sus
preocupaciones es el comportamiento de Venezuela y su apoyo como base
de operaciones para el despliegue iraní por la región. Se percibe una
razonable inquietud sobre un posible suministro a Irán de uranio desde
países sudamericanos, especialmente Bolivia y Venezuela, así como de
ciertos implementos tecnológicos de uso dual desde Brasil y
Argentina[2]. Complementariamente preocupan las ventajas que de esta
colaboración pudiere obtener Hezbollah; apoyo logístico y financiero a
actividades terroristas[3].
El despliegue iraní adquirió contornos más precisos y sistémicos con
la Conferencia Internacional sobre América Latina, denominada
“Desarrollo en América Latina: su papel y su estatus en el futuro
sistema internacional” (febrero de 2007) y en la que participaron
invitados de Argentina, Venezuela, Colombia, Cuba, Brasil, Uruguay y
Ecuador aparte de latinoamericanistas de Italia, Rusia, y China”. Fue
un seminario que contó con además con el auspicio del Ministerio de
Relaciones Exteriores iraní y sirvió para dar luces acerca del diseño
conceptual y modelos de praxis para materializar la iniciativa.
Procuró insertar conceptualmente el despliegue en las corrientes
revolucionarias de la época, buscando asociar las figuras de los
comandantes Chamran y Guevara como simbólicas del encuentro
revolucionario entre Irán y América Latina. El gobierno iraní invitó a
exponer al seminario a dos hijos de Guevara[4]. Pocos meses más tarde,
en Teherán e Isfahan, también con auspicio de organismos de gobierno,
se efectuó el Primer Congreso Internacional de Literatura
Latinoamericana. Fue el mismo canciller Mehdi Mostafavi quien se
refirió al despliegue, señalando que el epicentro del mismo sería la
(re)apertura de embajadas en países latinoamericanos (Chile, Colombia,
Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Uruguay). Hasta ese momento, legaciones
persas ya estaban presentes con antelación en Cuba, Venezuela, México,
Brasil y Argentina. Mostafavi anunció también, en esa ocasión, el
fomento a emprendimientos económicos bilaterales y a intercambios
entre universidades y centros culturales con países latinoamericanos
como componentes del despliegue.
Resulta interesante comprobar que el diseño conceptual y praxis de la
iniciativa iraní es bastante más compleja de lo que pudiere
desprenderse, prima facie, del entusiasmo chavista, evista, e incluso,
más tarde de la actitud brasileña. La expansión del vínculo, si bien
incluye a toda la región, lo hace de manera diferenciada. Dentro de
tal distinción, la penetración hacia los dos países más meridionales
del cono sur del hemisferio, Chile y Argentina, registra
particularidades, a la vez que ambos reciben los guiños con cierta
distancia, cuando no una abierta falta de disposición a la
reciprocidad.
En efecto, Chile y Argentina representan una cierta anomalía en el
despliegue iraní. Ninguno de los dos pretende materializar sus deseos
de influencia y proyección externa mediante señas y susurros
compartidos con Teherán, por lo que el entusiasmo es claramente
unidireccional.
Aún más, los dos países exhiben una trayectoria de vínculos difícil y
compleja, de tal manera que el despliegue iraní es visto entre
inconducente, en el caso chileno, hasta traumático y
desestabilizante, en el caso argentino. Si fuese por simples deseos,
los palacios San Martín y Carrera –por razones distintas- sentirían
gran alivio si, mediante acto mágico, Irán no existiese.
Por lo tanto, una primera constatación, es que, con ambos, Irán ha
ensayado conductas de acercamiento diferenciadas.
En el caso argentino, no se divisan motivos demográficos (o
migratorios si se prefiere), ni económicos como tampoco para una gran
colaboración en el plano militar, aunque sí hay versiones, no
confirmadas, de interés en la industria nuclear argentina a comienzos
de los 90. Sea como fuere, ninguno de estos puede ser considerado
factor crucial para explicar el marcado interés iraní por Argentina.
Sí tiene fuerza explicativa la numerosa población judía en Argentina.
Al asumir a los aproximadamente 250 mil judíos argentinos como blanco
de su despliegue global, se advierten elementos coherentes con el
esquema antijudío que marca la diplomacia iraní desde fines de los 80.
La trayectoria y los eventos dramáticos ocurridos en la capital
argentina apuntan a un diseño conceptual y praxis específicas.
En el caso de Chile, la estrategia de penetración se basa en
motivaciones distintas al caso argentino y exhibe especificidades.
Tampoco hay antecedentes históricos relevantes ni asuntos demográficos
(migratorios) plausibles, ni intereses económicos o potencial militar.
La única línea explicatoria eficaz para entender el interés en Chile,
es la tranquilidad relativa de su sociedad, la predictibilidad de sus
instituciones y las crecientes conexiones políticas y económicas de
Santiago con la región, con EEUU y el Asia-¨Pacífico. Estas cualidades
harían del país un cierto remanso para observar algunos movimientos
hemisféricos relevantes para Teherán. Secundariamente se podría tener
en consideración un potencial nicho de trabajo en la inmensa población
de descendencia palestina, que sin ser musulmana en su mayoría, no
elude su profunda simpatía por la causa palestina, sin hacer mayores
distingos entre la OLP y el pro-iraní Hamas. Se podría entonces tener
como hipótesis que el acercamiento de Irán hacia este país ocurre bajo
el supuesto principal que le sirve de observatorio y apoyo lateral a
su despliegue en la región.
Orbis non sufficit: Irán - Argentina
La relación de Irán con Argentina es una de las más antiguas del
continente y se remonta a 1902. Sin embargo, en sus tiempos actuales,
como bien señalan Malamud y García Encina, la relación ha estado
marcada por el caso AMIA. Ese es el nervus rerum de una profunda
tensión bilateral, que no parece distenderse en un lapso previsible.
Pocas dudas existen (no sólo en Argentina) sobre el involucramiento
del régimen de los ayatollahs en el atentado contra la AMIA en Buenos
Aires en 1994, que mató 86 personas y dejó más de 200 heridos[5]. Dos
años antes, una explosión similar en su potencia, aunque sin la
presencia de un suicida como en el caso AMIA, había destrozado la
embajada de Israel sin que pudiera esclarecerse judicialmente la
autoría hasta la fecha. ¿Hezbollah?, ¿Pasdaran?. Estos dramáticos
atentados, en un país que no tenía registro de eventos de esta
naturaleza, ni menos de tal magnitud, revelan que la expansión del
terrorismo musulmán por el mundo entero es in toto una evidencia
incuestionable[6]. Argentina es para Irán un blanco, un componente de
su diseño conceptual y una praxis global.
Aunque las investigaciones han confirmado la responsabilidad directa
de Hezbollah y el apoyo de personeros iraníes -lo que ha derivado en
una orden de captura a Interpol para varios ex altos cargos
diplomáticos que servían en Buenos Aires en el momento del atentado-
la negativa de Teherán a extraditar, encausar o reconocer su
involucramiento, ha deteriorado la relación bilateral en lo más
profundo[7].
Esta tensión alcanzó un primer punto álgido en 2004, cuando el
entonces Presidente argentino, Néstor Kirchner y el exjefe de Estado
iraní, ayatollah M. Khatami asistían a la cumbre del G15. En la
ocasión, el mandatario persa rehusó un encuentro bilateral con
Kirchner (solicitado por éste) hasta no mediar una disculpa oficial
por el curso que habían tomado las investigaciones del caso AMIA. Las
versiones sobre este episodio son contradictorias hasta el día de hoy,
y la parte argentina niega que Kirchner haya solicitado dicha reunión
bilateral[8]. Más tarde, en 2007, el mandatario argentino, hablando
ante la Asamblea General de la ONU, insistió en la necesidad de contar
con la colaboración iraní para dar con pistas que lleven a los autores
del criminal atentado, lo cual nuevamente fue rechazado por el
gobierno de Teherán.
Sin embargo, el gran clímax de la controversia fue la designación en
agosto de 2009, como ministro de Defensa iraní, de Ahmad Vahidi[9]
directamente involucrado en las investigaciones judiciales del
atentado.
Un reflejo del actual estado de deterioro es la mención que hizo a
este atentado la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, durante
la apertura del período de sesiones de la Asamblea General de Naciones
Unidas en septiembre de 2009. Pese a sus formas algo barrocas, el
mensaje de Fernández no fue ambiguo ni difuso. “No puedo tampoco dejar
de mencionar, por ser mi país, junto a los Estados Unidos los únicos
dos países que sufrieron un atentado del terrorismo global, del
terrorismo internacional (sic). El primero en 1992, en la Embajada de
Israel, el segundo en la AMIA. Cientos de personas murieron como
resultado de estos atentados. Me acompañan en esta Asamblea el titular
de la AMIA, la entidad que fue volada, y familiares de víctimas. En el
año 2007, el entonces presidente Kirchner pidió aquí en esta Asamblea
a la República Islámica de Irán, que accediera a la extradición de
funcionarios de ese país que la justicia argentina reclamaba para
poder investigar acabadamente y deslindar responsabilidades en materia
de este grave atentado. El año pasado, aquí mismo, yo volví a
solicitar a las autoridades de la República Islámica de Irán que
accedieran a este pedido, que en mi país regían garantías
constitucionales, que el principio de que nadie es culpable hasta
tanto sea demostrado con sentencia firme es una realidad que se da a
lo largo y a lo ancho de mi país. Que hay garantías, de libertad, de
justicia, de administración de justicia. Sin embargo, nada de esto
ocurrió, sino, que, este año, precisamente uno de los funcionarios
cuya extradición era solicitada por el fiscal que interviene en la
causa fue ascendido al grado de ministro. Yo sé que tal vez dentro de
cuatro, cinco, quince oradores, haga uso de la palabra el señor
Presidente de la República Islámica de Irán. Seguramente volverá, tal
vez, a negar tragedias históricas que Occidente ha sufrido durante el
siglo XX. Seguramente invocará la amenaza de otros imperialismos,
seguramente también invocará a Dios. Yo quiero decirle que mi país, la
República Argentina, no es ni por historia ni por convicción un país
imperialista, es un país que, al contrario, ha sufrido en su origen el
rigor colonial y también sufrió durante el mundo bipolar, la Doctrina
de la Seguridad Nacional. Quiero decirle que yo también, como él, creo
en Dios. Tal vez en credos diferentes, pero que, en definitiva, (…)
ninguno (…) puede obligarnos a proferir amenazas o a no cumplir con la
justicia. Por eso, humildemente, como Presidenta de la República
Argentina, voy a volver a reiterar, una vez más, ese pedido de lograr
que los funcionarios, a los cuales la justicia argentina les asigna
responsabilidades, puedan ser extraditados. No para ser condenados,
sino para ser juzgados y para poder hacer uso de todos los derechos y
garantías de los que tienen todos los ciudadanos argentinos y
extranjeros en nuestro país. Garantías que da la democracia y, además,
un gobierno que ha hecho de la defensa irrestricta de los derechos
humanos su ADN institucional e histórico”[10].
Tras este elocuente discurso, se rumoreó una ruptura de relaciones,
pero el Encargado de Negocios de Irán en Argentina, Moshen Baharvand
se apresuró a negar tal posibilidad. El diplomático persa destacó que
el volumen del comercio de Irán con la región supera los US$ 30.000
millones de dólares lo que impediría que Teherán promueva el
terrorismo[11].
En términos históricos, las relaciones diplomáticas entre Buenos Aires
y Teherán nunca han sido intrínsecamente significativas para ambas
partes, salvo cuestiones episódicas, poco sustantivas y algo borrosas
en sus contornos[12]. A lo largo de los años, Teherán y Buenos Aires
firmaron una serie de acuerdos, que ratifican esta idea de cierta
inestabilidad en los vínculos políticos, diplomáticos y
culturales[13]. En la actualidad, el comercio bilateral representa
poco más US$ 1.000 millones anuales.
En el terreno de posibles adquisiciones de material de uso dual en
Argentina, existen ciertas versiones de difícil comprobación. En los
últimos dos años, circularon versiones de venta de un reactor
argentino a Irán, operación tercerizada por el gobierno venezolano.
Aunque ello no ha podido ser confirmado con fuentes fidedignas, cabría
advertir al lector la imposibilidad de referirse a la
(in)verosimilitud de dicha versión. La reconocida picardía criolla,
más la laberíntica capacidad iraní para imaginar vericuetos en materia
de suministros de bienes sensibles, bien podría haber conseguido
materializar una operación de esta naturaleza, pese a los elevados
estándares de vigilancia que impone la OIEA[14].
En síntesis, Irán y Argentina viven un proceso de relaciones
bilaterales destrozadas, extenuativas, y difícilmente reversibles, al
menos bajo las condiciones actuales. En consecuencia, su recuperación
podría ser posible una vez que el régimen de los ayatollahs haya
concluido.
Cui bono?: Irán - Chile
Las relaciones entre Santiago y Teherán se encuentran en un estado de
no reciprocidad; nada parece converger en el horizonte bilateral.
Ambos se ven de manera distante, ajena, extrínseca. Tampoco dan a
entender que haya un especial interés en explorar potenciales nichos
de cooperación. Esto deriva en que, si bien Chile forma parte del
despliegue iraní para lo cual ha abierto embajada residente en
Santiago, Santiago opta por la distancia y un recelo poco disimulado.
La diplomacia chilena teme verse enfrascada en cuestiones claramente
irrelevantes para el país y que probablemente terminen en disgustos.
Chile ha optado por relaciones diplomáticas atentas, pero estáticas,
casi inertes, y en lo formal, concurrentes. En el diseño conceptual y
praxis del despliegue iraní se pretenden con Chile relaciones activas,
aunque no demasiado sonoras, una misión reposada, diligente y
escudriñante, dirigida por un embajador residente.
La historia bilateral muestra un verdadero páramo de altibajos. Ambos
países iniciaron sus vínculos, al igual que en el caso Irán-
Argentina, en los prolegómenos del siglo 20, cuando Eshaq Khan
Mofakham-od-Dowleh, por entonces ministro plenipotenciario persa en
Washington, visitó varios países latinoamericanos, entre otros Chile y
Argentina, para inaugurar relaciones diplomáticas entre su país y esta
parte del mundo.
El diplomático persa visitó en esa oportunidad también México, Brasil
y Uruguay, dejando entrever un interés político relativo en ampliar el
espectro de sus vínculos. La Persia de entonces buscaba mostrarse como
potencia emergente. Darse a conocer también en la periferia del mundo.
No obstante, las relaciones entre Teherán y Santiago (al igual que con
el resto de Latinoamérica) se mantuvieron por casi 30 años en un plano
formal, casi meramente administrativo, y no fueron más allá del
reconocimiento formal. Fue con el ascenso al trono del Sha, Mohammed
Reza Pahlevi, que la formalidad burocrática se tradujo en algunos
pasos concretos. Se inauguraron las primeras embajadas en América del
Sur (México, Brasil y posteriormente Argentina). Con Chile no hubo
grandes cambios. Sí comenzaron los primeros saludos protocolares y
encuentros esporádicos. Uno de los escasos registros de reuniones de
alto nivel entre los dos países es la recepción oficial ofrecida al
diplomático chileno acreditado en Turquía, Manuel Antonio Garretón por
parte del Sha en diciembre de 1950. En esa oportunidad, el diplomático
chileno pidió audiencia para informar al gobierno persa su designación
como embajador concurrente. En otros registros de la época, Garretón
se lamenta del escaso entusiasmo que percibía en Teherán[15].
Ya avanzada la década del 50, la cancillería iraní entregó nuevas
tareas a su representación en Río de Janeiro, asumir la concurrencia
de las relaciones con Chile. Gaffary Hassanali fue el embajador que
cumplió la nueva misión. Desde entonces, prácticamente ex officio, las
relaciones bilaterales fueron manejadas a nivel de concurrencia (Chile
a través de su embajada en Ankara e Irán por medio de su legación en
Río). Aparte de eso, la relación se limitó al nivel protocolar y los
saludos esporádicos.
Tras la revolución de los ayatollahs en 1979, que provocó una violenta
ruptura de las relaciones de Teherán con Washington, varios países
latinoamericanos (entre ellos, México y Chile, aunque por motivos
diferentes) creyeron ver una oportunidad de oro para enviar señales de
alineamiento con Washington y suspendieron (de forma separada) sus
relaciones con Teherán. Por razones muy distintas, Chile y México
vivían turbulencias con el gobierno de Jimmy Carter. La ruptura con
Teherán fue vista como medio para suavizar las citadas desaveniencias
con una Casa Blanca dominada por los demócratas. Romper con Irán tenía
bajo costo, por el contexto de entonces, y abría posibilidades de ser
interpretado como signo amistoso por parte del Departamento de Estado.
Más allá de los agradecimientos, la señal chilena no tuvo
repercusiones.
Sin embargo, muy pocos años después, la guerra entre Irán e Irak
presentó un cambio cualitativo del escenario y la cancillería chilena
nuevamente tuvo a Teherán en la mesa de trabajo.
Por un lado, la cuestionada diplomacia de los ayatollahs inició una
cautelosa apertura al exterior con el fin de encontrar nuevas fuentes
de aprovisionamiento, ante el deterioro de su situación regional
producto de la guerra y el bloqueo económico que le afectaba en su
relación con los países centrales, especialmente los europeos, por la
tirantez con Washington. Producto de este despliegue, Irán inauguró
embajadas en Chile, Uruguay, Cuba, Nicaragua y Colombia[16].
Nuevamente señales interesantes.
El gobierno militar chileno interpretó esto como un posible e
interesante nicho, susceptible de ser explorado. La Empresa Nacional
del Petróleo (ENAP) comenzó a importar crudo desde Irán; cantidades
modestas, debido a los altos costos del transporte. Sin embargo, esta
relación comercial gozaba de alta consideración en Santiago. Teherán,
obligado por sus propias realidades, se transformaba en un
suministrador seguro. Luego, y ante el éxito de empresas privadas de
armamentos chilenas que habían encontrado en el Irak de Saddam Hussein
un cliente de apetito muy voraz, la estatal FAMAE también decidió
arriesgarse en la volátil zona del golfo. Teherán, ávido también de
encontrar fuentes de aprovisionamiento de armamento ante la escalada
del conflicto bélico con su vecino, aceptó tratativas con FAMAE.
Razones muy diversas (fundamentalmente de índole técnica) impidieron
que la iniciativa comercial prosperara[17]. Las relaciones bilaterales
fueron paulatinamente decayendo a niveles anteriores a la revolución
islámica.
Al asumir el poder la Concertación en Santiago en 1990, hubo
encuentros bilaterales formales en Naciones Unidas, donde las partes
manifestaron su deseo de fortalecer lazos. Los respectivos
embajadores ante la ONU viajaron a Santiago y Teherán para dar
señales de tal interés. Sin embargo, el letargo y desinterés
prosiguieron y por largos años las relaciones diplomáticas fueron
servidas por la vía de la concurrencia.
Sin embargo, en el plano económico, se detectó, años más tarde, el
2004, una señal de cierto interés chileno por el mercado petrolífero
iraní. ENAP, a través de su subsidiaria para negocios en el exterior,
Sipetrol, asociada en partes iguales con la austríaca OMV y la
española Repsol obtuvo licencias de exploración petrolera cerca de la
localidad de Bushehr. El 18 de enero de 2005, el joint venture informó
del descubrimiento de un buen yacimiento on-shore llamado Band-e-
Karkheh, integrante del bloque Mehr, así como de la decisión de
explotar dicho yacimiento. Una perspectiva que claramente pudo haber
cambiado el curso de altibajos en la relación bilateral. Sin embargo,
debido a dificultades financieras y la peligrosidad de la ubicación,
que obligaba a tomar seguros muy elevados, lo que encarecía la
materialización del proyecto, ENAP re-evaluó su participación. Lo
mismo Repsol y OMV. Ya en marzo de 2009 informaron su decisión de
vender sus respectivas participaciones. Hasta el cierre de este
escrito en febrero de 2010, no han encontrado compradores
interesados[18].
En el plano político, la situación bilateral volvió a cambiar en 2008.
Como parte de su despliegue hemisférico, Teherán decidió reabrir su
embajada en Santiago, enviar un diplomático de carrera a dirigirla, e
ir paulatinamente ampliando el número de integrantes de la misma.
Desde entonces, la no reciprocidad es más que evidente. El palacio
José Miguel Carrera ha decidido mantener la relación a nivel de
concurrencia (desde Ankara) y no salirse un ápice de la cautela y
sobriedad respecto a Teherán.
La legación iraní en la capital chilena fue abierta por Jambiz Jalali,
quien con anterioridad había ejercido funciones de embajador en
Uruguay y otras de menor rango en Caracas. Desde su llegada a la
capital chilena, Jalali ha desarrollado una intensa actividad, acepta
una gran cantidad de invitaciones a exponer en universidades, centros
culturales y medios de comunicación. Compró una nueva y amplia casa
para que sirviera de embajada y varios departamentos para los
funcionarios de la misma. Uno de sus intereses principales es fomentar
el acercamiento religioso con las pequeñas pero activas comunidades
shií en el país, donde tiene especial figuración, Fuad Musa, líder del
Centro Islámico de Las Condes, quien, además, oficia de anfitrión de
jeques y clérigos shií que con cada vez mayor frecuencia visitan el
país. Jalali ha promovido la hermandad de Puerto Montt con la ciudad
de Ramsar (febrero de 2009) y ha invitado al alcalde de esa ciudad, el
dirigente socialista Rabindranat Quinteros, quien incluso ha viajado a
Irán. En Puerto Montt tiene su sede otra pequeña comunidad shií.
Los escasos nexos comerciales con potencial de crecimiento y la falta
de puntos en común respecto a los problemas políticos globales, así
como la cero convergencia en temas multilaterales, hacen difícilmente
explicable una presencia activa como la que exhibe la misión
diplomática que encabeza Jalali. Lo único plausible sería la opción de
levar a cabo un trabajo exploratorio de penetración en la comunidad
musulmana chilena (pequeña incluyendo la sunní) y una labor de
complemento al resto del despliegue iraní por el hemisferio. Chile, al
estar relativamente al margen de la efervescencia chavista y con muy
buenas relaciones con Washington, le podría servir a los iraníes para
ir ajustando y calibrando su despliegue en el resto del hemisferio. En
este último sentido, parecería lógico suponer que la embajada en Chile
se dedique al monitoreo de percepciones hemisféricas respecto a la
presencia iraní. De ahí entonces la justa duda: ¿a quién sirve la
relación bilateral?
A modo de conclusiones.
La continua expansión iraní por el hemisferio (y sus conexiones con
Hezbollah y grupos similares) representa un problema, diferenciado,
pero con puntos en común, tanto para Chile como para Argentina.
Para el primero, significa una demanda de atención integral, ante
eventuales desafíos a su seguridad, sea por la utilización, directa o
indirecta, de su territorio para nuevas operaciones en el hemisferio,
sea contra blancos judíos, británicos, estadounidenses u otros. La
apertura, que tanto distingue a la economía chilena, trae consigo la
eventualidad que sus bancos, sus casas de cambio, su infraestructura
financiera, o las mismas comunidades shií, sean utilizados por grupos
terroristas como Hezbollah o similares. No debería descartarse que
Hamas (tan afín a Hezbollah) intente lograr reconocimiento, aunque sea
parcialmente, de la numerosa comunidad palestina en Chile y termine
triangulando actividades con Irán, algo para nada infrecuente. En el
plano político-diplomático, la creciente tendencia brasileña a obtener
márgenes de autonomía estableciendo nexos con el régimen iraní, podría
tener consecuencias negativas (al menos incómodas) para las
diplomacias de la región, incluyendo la chilena, especialmente si
Washington estima que se sobrepasan líneas razonables. Por lo tanto,
el continuo monitoreo a las visiones estadounidense, brasileña y
venezolana, respecto a nuevos pasos que planifiquen o ejecuten los
iraníes en el hemisferio, será el principal requerimiento que podría
tener Chile en materias de seguridad en los próximos años. El foco
será, obviamente, tanto la lucha antiterrorista como la
contraproliferación.
Para Argentina, la gravitación de la comunidad judía, y el contexto
internacional que se prevé para los años post-Kirchner, harán que el
restablecimiento de la confianza diplomática entre Buenos Aires y
Teherán se consiga sólo una vez clarificada la conexión persa con
Hezbollah en relación a los atentados perpetrados en Buenos Aires a
comienzos de los 90. En materia de seguridad, la vigilancia en la
Triple Frontera, y en otras fronteras porosas del país (especialmente
si se consolidan los nexos Bolivia-Irán y Paraguay-Irán), serán
prioritarios. Del mismo modo, el monitoreo a la política exterior de
Brasil respecto a Irán tendrá suma relevancia para las próximas
definiciones del Palacio San Martín. Y, desde luego, la estricta
observancia de las medidas impuestas por la OIEA para la exportación
de tecnología de uso dual será también un desafío importante para la
Argentina en el período que se avecina.
Para los romanos, el poder descansaba en la naturaleza de las cosas -
in rerum natura-, y hoy dichas definiciones no han cambiado
sustancialmente. En consecuencia, el juego de Irán, de inmiscuirse en
las inmediaciones estadounidenses, así como el de Venezuela y Brasil
(por razones distintas y con dinámicas diversas) de aceptar los guiños
de un Irán, convertido en un actor que desafía al sistema mundial,
encuentra su epítome en las tentaciones de Mefisto. Tentaciones que el
mismo doctor Fausto sabía, tenían un precio.
[1] Una de las aproximaciones más comprensivas de la presencia iraní
en América Latina es la de Karmon, Ely “Iran and its proxy Hezbollah:
strategic penetration in Latin America” Real Instituto Elcano, WP 18,
8.4.2009 disponible en
http://www.realinstitutoelcano.org/ . Otros dos
trabajos muy interesante son los de Malamud, Carlos y Carlota García
Encina “Los actores extrarregionales en América Latina (II): Irán”,
Real Instituto Elcano, ARI Nº 124, 26.11.2007, bajado el 1.2.2010
http://www.realinstitutoelcano.org/ , así como Gratius, Susanne y
Henner Fürtig “Iran and Venezuela: bilateral alliance and global power
projections” FRIDE, abril, 2008 disponible en
http://www.fride.org/ .
Hay también varios analistas que han escrito artículos en diarios y
revistas sobre el tema a lo largo de los últimos años, destacando:
Miami Herald (Ian James y Andrés Oppenheimer), El Espectador (Fabian
Calle) La Nación de Buenos Aires (Kevin Casas) , Aviation Week (Paul
McLeary), Los Angeles Times (Daniel Erikson), Kaveh Afrasiabi (Asia
Times), entre otros. Todos disponibles en sus respectivos sitios de
internet a través de cualquier motor de búsqueda. En términos
generales a la fecha de este escrito (enero, 2010), el Presidente
iraní ha hecho cuatro viajes a América Latina y ha recibido a los
Presidentes Correa, Chavez, Morales y Ortega en Teherán. El Presidente
Lula, por su lado, tiene agendado (sujeto a confirmación) un viaje a
la capital persa a fines de este año. El viaje de Ahmedinejad a
Brasilia provocó mucho revuelo en las principales ciudades del país
anfitrión especialmente de parte de la comunidad judía que protestó
oficialmente.
[2] Durante diciembre de 2009 se observaron en la prensa internacional
numerosas notas acerca de las advertencias hechas a los países
latinoamericanos por parte de la Secretaria de Estado estadounidense,
Hillary Clinton y la respuesta de su homólogo iraní, Manoucher
Mottaki.
[3] Existen numerosos estudios que describen y alertan esta situación.
Frecuentemente se mencionan a la Triple Frontera y la isla Margarita
en Venezuela como puntos desde donde se canalizan grandes sumas de
dinero hacia los líderes de la milicia en el Medio Oriente y financia
campamentos de entrenamiento. De acuerdo a estimaciones del Comando
Sur de los Estados Unidos, Hezbollah recauda U$S 300 - U$S 500
millones por año en América Latina. Ver: Lewis, Daniel “A South
American frontier: The tri-border región, The Chelsea House
Publishers, NY, 2006. Principal referencia sobre estos temas es el
trabajo de Karmon, E., mencionado ut supra.
[4] Más detalles en Witker, Ivan “La conversión de terroristas en
íconos o el síndrome de Herostratos”, Estudios Públicos N°111, Centro
de Estudios Públicos, Santiago de Chile, 2008
[5] El caso AMIA ha generado incluso roces entre Argentina y
Venezuela, cuyas relaciones durante el mandato de Nestor Kirchner
fueron óptimas por los generosos préstamos para superar el default
financiero bonaerense. El embajador de Chávez en Buenos Aires, Roger
Capella debió ser sustituido después que criticase a la Justicia
argentina en su proceder respecto a Irán. Los roces también provocaron
que Nestor Kirchner no asistiera a la asunción de su aliado Rafael
Correa para no encontrarse en Quito con el Presidente Ahmedinejad. Es
altamente probable que la actitud de los Kirchner en este punto se
deba básicamente a la gravitación de la comunidad judía en Argentina.
En ambientes informales, funcionarios del gobierno argentino han
señalado que Néstor Kirchner tendría, por lado paterno, ascendencia
judía, asunto que ninguna autoridad del país se muestra a confirmar
oficialmente. Tampoco existen terceras fuentes sobre el punto.
[6] Inicialmente, las investigaciones tropezaron con las enormes dudas
acerca de qué pudo haber motivado esta expansión terrorista hacia
América del Sur. También se hicieron públicas varias hipótesis
argentino-céntricas de un presunto descontento del mundo musulmán por
la participación de Buenos Aires en la primera guerra desatada por
Estados Unidos contra Irak, aunque Irán era muy hostil al Irak de
Saddam Hussein 1980-1988. Ese resentimiento musulmán se habría visto
alimentado también por otros motivos. Los daños causados a Irak,
financista de Egipto, y potencial beneficiario del proyecto
misilístico Cóndor (desarrollado por Argentina y Egipto), abandonado
por Menem por imposición de Estados Unidos. Luego estaría la decepción
de Trípoli tras haber invertido fondos en la campaña electoral de
Menem. Otro elemento de resentimiento musulmán con Argentina sería la
distancia que tomó Buenos Aires respecto del Movimiento de No
Alineados en 1991 y su acercamiento a Estados Unidos. Por último, la
desilusión experimentada por Damasco ante los diversos viajes de Menem
a Medio Oriente en los que no visitó Siria (el país de sus ancestros),
a la vez que se convertía en el primer Presidente argentino en viajar
a Israel. Todas hipótesis excesivamente argentino-céntricas y carentes
de efectivo poder explicativo. En el proceso judicial se menciona que
el atentado contra la AMIA sería en represalia por el fin de la
asistencia técnica prestada por Argentina al desarrollo nuclear de
Irán, decretada por el entonces Presidente Carlos Saúl Menem.
[7] Se trata del ex Presidente, Alí Akbar Rafsanjani, los ex ministros
de Relaciones Exteriores Alí Akbar Velayati y de Información y
Seguridad, Alí Fallahijan, así como del ex comandante de la Guardia
Revolucionaria, Mohsen Rezai; también el ex comandante de las Fuerzas
Quds Ahmad Vahidi y tres antiguos funcionarios de la embajada de Irán
en Buenos Aires, Hadi Soleimanpour, Moshen Rabbani y Ahmad Reza
Ashgari. Estos tres últimos eran miembros del Pasdaran y recibían
órdenes directas de Vahidi. Rabbani, “agregado de prensa” de la
embajada es mencionado en diversos actos terroristas de Hezbollah en
el mundo.
[8] Según fuentes iraníes, la cancillería argentina pidió la reunión
para tratar temas comerciales bilaterales. Tehran Times 28.2.2004.
[9] Antiguo comandante de la Fuerza Quds para operaciones especiales
en el exterior. Desde el 2005 servía como viceministro de Defensa.
[10] Discurso pronunciado ante la Asamblea General de la ONU, 24 de
septiembre, 2009.
[11] Baharvand reaccionó de esta forma al hecho que dirigentes de la
comunidad judía en la Argentina y de la organización Familiares y
Amigos de las Víctimas del Atentado a la AMIA salieron a pedir que el
Gobierno rompa relaciones diplomáticas con Irán.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Hasan
Ghashghavi, aseguró que "los jueces argentinos son de los más
corruptos que hay en el mundo", según la agencia de noticias oficial
iraní IRNA."Argentina es bien conocida todo el mundo por sus jueces
corruptos", declaró Ghashghavi en su rueda de prensa semanal en
Teherán a propósito de la investigación. Información obtenida en el
sitio de la agencia oficial iraní IRNA,
http://www.irna.ir/
[12] Tras la nacionalización del petróleo iraní durante el gobierno de
Mossadegh, Gran Bretaña amenazó con un bloqueo a las exportaciones
petroleras iraníes. Teherán quiso re-orientar sus exportaciones
petroleras hacia otros países, entre ellos, Argentina, país con el que
compartía su declarada neutralidad durante ambas guerras mundiales (al
menos, en el caso iraní, hasta la invasión de su territorio por la
URSS y Gran Bretaña en 1941); un Tratado de Amistad suscrito en 1937;
y la generalmente ignorada preferencia del sha Reza, padre del
depuesto en 1979, de exiliarse en Buenos Aires y no aceptar la oferta
de Isla Mauricio, adonde había sido enviado.
La oferta iraní de re-direccionar su petróleo hacia Argentina, a
precios preferenciales, se oficializó en 1952-1953. Irán propuso una
rebaja del 30% y aceptó cobrar en mercancías. Sin embargo la
validación del negocio quedó sujeta a un acuerdo anglo-iraní. Sin ese
acuerdo la operación difícilmente podía concretarse. A pesar del
fuerte interés económico argentino no se cerró el trato. Presionado
por Londres, a fines de 1952, el gobierno de Juan Perón suscribió una
extensión a su acuerdo comercial de 1949 con el Reino Unido, que lo
comprometía a adquirir a ese país 4 millones de toneladas anuales de
crudo y derivados.
[13] Tratado de Amistad y Comercio, 1902, con entrada en vigencia en
1905. Tratado de Amistad, 1937. Acuerdo Cultural, 1965 con entrada en
vigor en 1969. Acuerdo para evitar la Doble Imposición en la operación
de sus compañías navieras en el transporte internacional, 1987.
Acuerdo de Cooperación Nuclear (CONFIDENCIAL), 1988. Acuerdo Nuclear
entre Argentina-Irán-OIEA (CONFIDENCIAL), 1988. Acuerdo de Cooperación
Nuclear (CONFIDENCIAL), 1990. Memorándum de Entendimiento para el
Desarrollo de Relaciones entre el Gobierno de la República Argentina y
el Gobierno de Irán, 1990. Acuerdo de Cooperación Comercial, 1990.
[14] Mayor información en León, Mariela y Marianna Parraga
“Negotiations to purchase nuclear reactor from Argentina”, El
Universal, México, 11.10.2005 y Niebieskikwiat, Natasha “Venezuela
quiere comprarle un reactor nuclear a la Argentina” Clarín, 9.10.2005.
[15] Datos del viaje de Garretón y su entrevista con Reza Pahlevi se
encuentran disponibles en “Fondo Histórico” del sitio del Ministerio
de Relaciones Exteriores:
http://www.minrel.cl/
[16] Mohammad Ali Ziaei, History of Diplomatic Relations between Iran
and Latin American Countries, Hamshahri Online, January 5, 2007
[17] Información contrastable sobre este punto no existe. Versiones de
prensa indican que en 1987 se habría efectuado la fallida “Operación
Foxtrot” en cuyo marco el entonces coronel de Ejército Carlos Carreño
(el mismo que fuera secuestrado por el Frente Manuel Rodríguez) viajó
varias veces a Teherán. El 13 de enero de 2009, Carlos Cardoen
propietario de Cardoen Industries, que se había convertido en un
importante fabricante de armas para el régimen iraquí, afirmó al
diario La Tercera, que FAMAE intentó venderle a Irán un tipo de
bombas, cuyo modelo original le fue robado a una de sus empresas.
Según Cardoen, un ensayo con estas bombas habrían provocado un grave
accidente de aviación en Irán, lo que motivó el enojo de las
autoridades de Teherán y el fin del negocio.
[18] El Diario, Santiago de Chile 12.3.2009. Además, informes sobre la
materia en la Superintendencia de Valores y Seguros de Chile,
accesibles en su sitio
http://www.svs.cl/ .
Offnews.info (Argentina)