GEOPOLÍTICA
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Re: GEOPOLÍTICA
Francia, Rusia y EEUU venden armas en la región
Sep-09-09 - por Rosendo Fraga
El acuerdo entre Brasil y Francia para vender armamentos y tecnología militar muestra la intención del primero de ser actor global. Desde la Segunda Guerra Mundial, cuando EEUU abasteció de armamentos a Brasil al entrar en la contienda, el país no firmaba un acuerdo tan importante para comprarlos. Se llega a este acuerdo tras analizar Brasil dos opciones: París y Moscú. Pese a la buena relación entre Washington y Brasilia, EEUU prefiere no vender sistemas de armas de alta tecnología al país latinoamericano más grande. Si el gobierno de Lula hubiera optado por Rusia, ello hubiera generado diferencias con los EEUU, que rechaza la presencia militar de Rusia en la región y sus ventas de armas a Venezuela y otros países de ella. La opción por Francia permite así a Brasil actuar con independencia de los EEUU, pero a la vez no confrontar con él, dado que el abastecedor militar brasileño es un país de la OTAN y por ende aliado de Washington. Pero además hay una diferencia importante entre la tecnología militar francesa y la rusa, ya que la segunda se ha tornado obsoleta en diversos rubros. Como lo ha hecho al ratificar el proyecto del submarino a propulsión nuclear, Lula confirma con este acuerdo militar su intención de potenciar a las Fuerzas Armadas y de mantener para su país la mayor capacidad militar de América Latina.
A su vez Chávez firma acuerdos con Rusia y Bielorusia para adquirir más equipos militares. Venezuela comenzó a comprar armamentos a Rusia, adquiriendo fusiles para modernizar el armamento liviano de las Fuerzas Armadas y armar las milicias paramilitares chavistas. Siguió adquiriendo submarinos y misiles antiaéreos, pensando en un hipotético conflicto aeronaval con EEUU. Ahora compra varias unidades de tanques ante la posibilidad de un agravamiento de la tensión con Colombia. En Bielorrusia -un firme aliado de Moscú- Chávez adquiere también armamentos. A ello se ha sumado el tratado firmado meses atrás entre Rusia y Venezuela, por el cual la flota rusa podrá usar bases venezolanas sobe el mar Caribe. Pero si bien esta relación militar es la más importante para Rusia en esta parte del mundo, también negocia la venta de armamentos a Bolivia y en el pasado Colombia ha comprado algunos equipos militares de la potencia euroasiática. Chávez también intentó en los últimos meses comprar armamentos en China, pero este país los ofrece con peor tecnología.
Por su parte Colombia sigue teniendo a EEUU como su principal abastecedor militar. El llamado Plan Colombia ha sido el vehiculo a través del cual Washington ha estado entregando tecnología y equipamiento militar al gobierno colombiano. Helicópteros y sistemas de inteligencia y comunicaciones han sido las entregas más importantes. Estas tecnologías, al haber aportado información y mayor rapidez en las operaciones, han permitido a las Fuerzas Armadas colombianas varios de los últimos triunfos sobre las FARC. Pero también Israel se ha transformado en un abastecedor importante de equipos militares para Colombia, incluyendo aviones de patrullaje y vigilancia. Si bien el equipamiento militar colombiano tiene como objetivo prioritario la lucha contra las FARC y en consecuencia la prioridad ha estado en el armamento liviano y la movilidad -mientras que Venezuela está dando más importancia al armamento mediano-, las características geográficas y topográficas de la frontera colombiano-venezolana hacen que exista poco espacio geográfico apto para el despliegue de grandes unidades de combate de blindados medianos, como los que está comprando Venezuela en Rusia.
En los demás países de la región, el abastecimiento de armamentos es más diversificado. Ecuador, involucrado en el conflicto con Colombia, estaría negociando compras con Rusia -algunas vía Venezuela-, pero el grueso de sus sistemas militares en servicio han sido comprados en los últimos años en países occidentales. Chile acaba de cerrar compras militares en Francia, pero también ha comprado recientemente buques en el Reino Unido y blindados de procedencia alemana en Bélgica y Holanda. Uruguay ha comprado sistemas de armas en países de Europa Oriental. Bolivia, que negociaba la compra de media docena de aviones en República Checa, tuvo que suspenderla por la negativa de Washington de permitirle a Praga esta operación. Perú también ha comprado armamentos en Europa por las tensiones con Chile, especialmente para la Armada, dado el conflicto por el límite marítimo. Paraguay por su parte no está adquiriendo armamentos pero ha pedido explicaciones a Bolivia por intentar hacerlo.
En conclusión: el acuerdo franco-brasileño para la compra de armamentos y tecnología militar implica para Brasilia la búsqueda de autonomía respecto a EEUU, pero sin optar por un socio conflictivo como hubiera sido Rusia; la opción venezolana por Rusia como abastecedor militar implica por parte de Caracas la búsqueda de un socio que no pueda ser presionado por los EEUU y este país seguirá siendo el principal abastecedor de equipos militares de Colombia, otorgados en el marco del llamado Plan Colombia, firmado con Washington.
Sep-09-09 - por Rosendo Fraga
El acuerdo entre Brasil y Francia para vender armamentos y tecnología militar muestra la intención del primero de ser actor global. Desde la Segunda Guerra Mundial, cuando EEUU abasteció de armamentos a Brasil al entrar en la contienda, el país no firmaba un acuerdo tan importante para comprarlos. Se llega a este acuerdo tras analizar Brasil dos opciones: París y Moscú. Pese a la buena relación entre Washington y Brasilia, EEUU prefiere no vender sistemas de armas de alta tecnología al país latinoamericano más grande. Si el gobierno de Lula hubiera optado por Rusia, ello hubiera generado diferencias con los EEUU, que rechaza la presencia militar de Rusia en la región y sus ventas de armas a Venezuela y otros países de ella. La opción por Francia permite así a Brasil actuar con independencia de los EEUU, pero a la vez no confrontar con él, dado que el abastecedor militar brasileño es un país de la OTAN y por ende aliado de Washington. Pero además hay una diferencia importante entre la tecnología militar francesa y la rusa, ya que la segunda se ha tornado obsoleta en diversos rubros. Como lo ha hecho al ratificar el proyecto del submarino a propulsión nuclear, Lula confirma con este acuerdo militar su intención de potenciar a las Fuerzas Armadas y de mantener para su país la mayor capacidad militar de América Latina.
A su vez Chávez firma acuerdos con Rusia y Bielorusia para adquirir más equipos militares. Venezuela comenzó a comprar armamentos a Rusia, adquiriendo fusiles para modernizar el armamento liviano de las Fuerzas Armadas y armar las milicias paramilitares chavistas. Siguió adquiriendo submarinos y misiles antiaéreos, pensando en un hipotético conflicto aeronaval con EEUU. Ahora compra varias unidades de tanques ante la posibilidad de un agravamiento de la tensión con Colombia. En Bielorrusia -un firme aliado de Moscú- Chávez adquiere también armamentos. A ello se ha sumado el tratado firmado meses atrás entre Rusia y Venezuela, por el cual la flota rusa podrá usar bases venezolanas sobe el mar Caribe. Pero si bien esta relación militar es la más importante para Rusia en esta parte del mundo, también negocia la venta de armamentos a Bolivia y en el pasado Colombia ha comprado algunos equipos militares de la potencia euroasiática. Chávez también intentó en los últimos meses comprar armamentos en China, pero este país los ofrece con peor tecnología.
Por su parte Colombia sigue teniendo a EEUU como su principal abastecedor militar. El llamado Plan Colombia ha sido el vehiculo a través del cual Washington ha estado entregando tecnología y equipamiento militar al gobierno colombiano. Helicópteros y sistemas de inteligencia y comunicaciones han sido las entregas más importantes. Estas tecnologías, al haber aportado información y mayor rapidez en las operaciones, han permitido a las Fuerzas Armadas colombianas varios de los últimos triunfos sobre las FARC. Pero también Israel se ha transformado en un abastecedor importante de equipos militares para Colombia, incluyendo aviones de patrullaje y vigilancia. Si bien el equipamiento militar colombiano tiene como objetivo prioritario la lucha contra las FARC y en consecuencia la prioridad ha estado en el armamento liviano y la movilidad -mientras que Venezuela está dando más importancia al armamento mediano-, las características geográficas y topográficas de la frontera colombiano-venezolana hacen que exista poco espacio geográfico apto para el despliegue de grandes unidades de combate de blindados medianos, como los que está comprando Venezuela en Rusia.
En los demás países de la región, el abastecimiento de armamentos es más diversificado. Ecuador, involucrado en el conflicto con Colombia, estaría negociando compras con Rusia -algunas vía Venezuela-, pero el grueso de sus sistemas militares en servicio han sido comprados en los últimos años en países occidentales. Chile acaba de cerrar compras militares en Francia, pero también ha comprado recientemente buques en el Reino Unido y blindados de procedencia alemana en Bélgica y Holanda. Uruguay ha comprado sistemas de armas en países de Europa Oriental. Bolivia, que negociaba la compra de media docena de aviones en República Checa, tuvo que suspenderla por la negativa de Washington de permitirle a Praga esta operación. Perú también ha comprado armamentos en Europa por las tensiones con Chile, especialmente para la Armada, dado el conflicto por el límite marítimo. Paraguay por su parte no está adquiriendo armamentos pero ha pedido explicaciones a Bolivia por intentar hacerlo.
En conclusión: el acuerdo franco-brasileño para la compra de armamentos y tecnología militar implica para Brasilia la búsqueda de autonomía respecto a EEUU, pero sin optar por un socio conflictivo como hubiera sido Rusia; la opción venezolana por Rusia como abastecedor militar implica por parte de Caracas la búsqueda de un socio que no pueda ser presionado por los EEUU y este país seguirá siendo el principal abastecedor de equipos militares de Colombia, otorgados en el marco del llamado Plan Colombia, firmado con Washington.
"A reconquista da soberania perdida não restabelece o status quo."
Barão do Rio Branco
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Re: GEOPOLÍTICA
LULA Y SU AMIGO FRANCES
A menos de un año y medio de dejar la presidencia de Brasil, Lula da Silva ha pegado un golpe de timón que obligará a reformular la arquitectura estratégica sudamericana. En un escenario de alta carga simbólica, en el día de la independencia, con el imponente desfile militar cruzando Brasilia, Lula develó uno de los secretos mejor guardados del Palacio del Planalto.
El presidente reequipará militarmente al Brasil, y lo hará obviando la provisión –y la anuencia– norteamericana, invirtiendo montos superiores a los de cualquier Estado latinoamericano (mayores que los del Plan Colombi o que las compras militares a Rusia proyectadas por Chávez), y sellando un acuerdo estratégico con Francia que traerá cola.
En los últimos tiempos, tres hechos sin aparente relación han trastocado la geopolítica regional. Brasil hizo públicos los descubrimientos de yacimientos petrolíferos, con unos 50 mil millones de barriles de crudo enterrados a lo largo del litoral atlántico; el año pasado Estados Unidos tomó la decisión de reactivar la IV Flota, para patrullar precisamente ese litoral; y hace pocos días Álvaro Uribe anunció que habilitará siete bases en territorio colombiano para el uso de tropas norteamericanas.
Tras el anuncio de Uribe, Lula consiguió que en 48 horas el Congreso le autorizase una inversión en equipamiento militar cercana a los ocho mil millones de dólares; pero los acuerdos de compra negociados con Nicolas Sarkozy, el amigo francés invitado de honor a las fiestas patrias brasileñas, terminarán duplicando aquel gasto autorizado. Será la mayor inversión militar de la historia reciente. Para buscar antecedentes de un gasto semejante hay que remontarse a la segunda guerra mundial, cuando Brasil se sumó al conflicto y el presidente Getulio Vargas equipó al ejército para la guerra.
Sin embargo, a pesar de la magnitud del gasto, no se ha levantado en contra ni una sola voz en todo el arco opositor. Hay consenso en la clase política en que este reordenamiento estratégico ubicará a Brasil en un incontestable lugar de preeminencia regional.
Poder de fuego disuasivo. La negociación de las armas es impresionante. Incluye 36 aviones cazabombarderos (los franceses Rafale parecen ser los favoritos, sofisticados cazas equipados con diversos misiles, radares infrarrojos y telémetros láser); cuatro submarinos Scorpène; el desarrollo de un submarino nuclear y 50 helicópteros de transporte militar. Con esta capacidad de fuego, especialmente a nivel naval, necesariamente se modificará la ecuación militar en América latina. No será igualada por ninguno de sus vecinos, y los intentos de equiparación podrían desencadenar una carrera armamentística.
Pero la clave del golpe de timón de Lula da Silva, sin embargo, no está en la cantidad de armas que adquiera sino en la carga de conocimiento, tecnología y desarrollo que con ellas venga. Con esta cooperación, Brasil se convertirá en el séptimo país del mundo capaz de construir y navegar submarinos convencionales y nucleares. Con la tecnología francesa, será la industria de defensa brasileña, y los numerosos círculos industriales subsidiarios, la que sentirá el salto modernizador y multiplicador de desarrollo.
Las señales exteriores del presidente Lula, en todo caso, apuntan a tranquilizar a sus vecinos. Ha dicho en varias oportunidades que el aumento de las fuerzas de defensa busca un objetivo disuasorio, y que no hay ninguna hipótesis de confrontación vigente. Pero, aunque Lula no lo diga, las intenciones de liderazgo regional deben ser respaldadas por una capacidad bélica coherente con ellas, lo enseña cualquier manual de teoría realista de política internacional.
El rol del amigo francés. Frente a Uribe, en Bariloche, Lula se mostró disconforme y de mal humor, le exigió transparencia en varias oportunidades. Y a los demás colegas de la Unasur les recordó que había propuesto que el Consejo de Defensa Sudamericano asumiera un papel activo en el tema de las bases colombianas, así como en las adquisiciones de armamentos. Y es que no sólo Colombia y Venezuela se están rearmando, también las compras presupuestadas por Chile y Perú son considerables. De momento, sólo Argentina ha quedado al margen de la tendencia regional.
En Bariloche, además, Lula volvió a sugerir que el presidente Barack Obama participase en una reunión de la Unasur y explicara los alcances de la presencia norteamericana en Colombia. Pero Obama no contestó. Brasil ha insistido reiteradamente ante Washington en su intención de sumarse al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero Obama no le contesta.
Brasil quiso negociar la venta de aviones a Venezuela, y Washington vetó el acuerdo, porque transferiría tecnología norteamericana a Caracas. Lula espera que la Casa Blanca comience a dar un giro de prioridad hacia América latina, pero Obama no contesta, está demasiado ocupado en desatar los nudos de Irak y Afganistán.
En ese aparente vacío, aparece Nicolas Sarkozy, ofrece un acuerdo de transferencia de conocimientos industriales de última generación; impulsa junto al gigante sudamericano un nuevo orden mundial más solidario, en línea con el discurso internacional de Lula; y una alianza estratégica que vaya más allá de un acuerdo comercial de armamentos. Concretamente, ofrece enviar equipos y conocimiento, y apoyar a Brasil para que sea un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
A cambio, quizá Sarkozy logre quedarse con el petróleo brasileño.
A menos de un año y medio de dejar la presidencia de Brasil, Lula da Silva ha pegado un golpe de timón que obligará a reformular la arquitectura estratégica sudamericana. En un escenario de alta carga simbólica, en el día de la independencia, con el imponente desfile militar cruzando Brasilia, Lula develó uno de los secretos mejor guardados del Palacio del Planalto.
El presidente reequipará militarmente al Brasil, y lo hará obviando la provisión –y la anuencia– norteamericana, invirtiendo montos superiores a los de cualquier Estado latinoamericano (mayores que los del Plan Colombi o que las compras militares a Rusia proyectadas por Chávez), y sellando un acuerdo estratégico con Francia que traerá cola.
En los últimos tiempos, tres hechos sin aparente relación han trastocado la geopolítica regional. Brasil hizo públicos los descubrimientos de yacimientos petrolíferos, con unos 50 mil millones de barriles de crudo enterrados a lo largo del litoral atlántico; el año pasado Estados Unidos tomó la decisión de reactivar la IV Flota, para patrullar precisamente ese litoral; y hace pocos días Álvaro Uribe anunció que habilitará siete bases en territorio colombiano para el uso de tropas norteamericanas.
Tras el anuncio de Uribe, Lula consiguió que en 48 horas el Congreso le autorizase una inversión en equipamiento militar cercana a los ocho mil millones de dólares; pero los acuerdos de compra negociados con Nicolas Sarkozy, el amigo francés invitado de honor a las fiestas patrias brasileñas, terminarán duplicando aquel gasto autorizado. Será la mayor inversión militar de la historia reciente. Para buscar antecedentes de un gasto semejante hay que remontarse a la segunda guerra mundial, cuando Brasil se sumó al conflicto y el presidente Getulio Vargas equipó al ejército para la guerra.
Sin embargo, a pesar de la magnitud del gasto, no se ha levantado en contra ni una sola voz en todo el arco opositor. Hay consenso en la clase política en que este reordenamiento estratégico ubicará a Brasil en un incontestable lugar de preeminencia regional.
Poder de fuego disuasivo. La negociación de las armas es impresionante. Incluye 36 aviones cazabombarderos (los franceses Rafale parecen ser los favoritos, sofisticados cazas equipados con diversos misiles, radares infrarrojos y telémetros láser); cuatro submarinos Scorpène; el desarrollo de un submarino nuclear y 50 helicópteros de transporte militar. Con esta capacidad de fuego, especialmente a nivel naval, necesariamente se modificará la ecuación militar en América latina. No será igualada por ninguno de sus vecinos, y los intentos de equiparación podrían desencadenar una carrera armamentística.
Pero la clave del golpe de timón de Lula da Silva, sin embargo, no está en la cantidad de armas que adquiera sino en la carga de conocimiento, tecnología y desarrollo que con ellas venga. Con esta cooperación, Brasil se convertirá en el séptimo país del mundo capaz de construir y navegar submarinos convencionales y nucleares. Con la tecnología francesa, será la industria de defensa brasileña, y los numerosos círculos industriales subsidiarios, la que sentirá el salto modernizador y multiplicador de desarrollo.
Las señales exteriores del presidente Lula, en todo caso, apuntan a tranquilizar a sus vecinos. Ha dicho en varias oportunidades que el aumento de las fuerzas de defensa busca un objetivo disuasorio, y que no hay ninguna hipótesis de confrontación vigente. Pero, aunque Lula no lo diga, las intenciones de liderazgo regional deben ser respaldadas por una capacidad bélica coherente con ellas, lo enseña cualquier manual de teoría realista de política internacional.
El rol del amigo francés. Frente a Uribe, en Bariloche, Lula se mostró disconforme y de mal humor, le exigió transparencia en varias oportunidades. Y a los demás colegas de la Unasur les recordó que había propuesto que el Consejo de Defensa Sudamericano asumiera un papel activo en el tema de las bases colombianas, así como en las adquisiciones de armamentos. Y es que no sólo Colombia y Venezuela se están rearmando, también las compras presupuestadas por Chile y Perú son considerables. De momento, sólo Argentina ha quedado al margen de la tendencia regional.
En Bariloche, además, Lula volvió a sugerir que el presidente Barack Obama participase en una reunión de la Unasur y explicara los alcances de la presencia norteamericana en Colombia. Pero Obama no contestó. Brasil ha insistido reiteradamente ante Washington en su intención de sumarse al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero Obama no le contesta.
Brasil quiso negociar la venta de aviones a Venezuela, y Washington vetó el acuerdo, porque transferiría tecnología norteamericana a Caracas. Lula espera que la Casa Blanca comience a dar un giro de prioridad hacia América latina, pero Obama no contesta, está demasiado ocupado en desatar los nudos de Irak y Afganistán.
En ese aparente vacío, aparece Nicolas Sarkozy, ofrece un acuerdo de transferencia de conocimientos industriales de última generación; impulsa junto al gigante sudamericano un nuevo orden mundial más solidario, en línea con el discurso internacional de Lula; y una alianza estratégica que vaya más allá de un acuerdo comercial de armamentos. Concretamente, ofrece enviar equipos y conocimiento, y apoyar a Brasil para que sea un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
A cambio, quizá Sarkozy logre quedarse con el petróleo brasileño.
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Re: GEOPOLÍTICA
Um pouco de lucidez
Vermelho
O acordo militar
Eduardo Bomfim
O acordo militar que irá propiciar ao Brasil a aquisição de helicópteros, submarinos convencionais, além da construção de outros com propulsão nuclear, e possivelmente de caças da categoria Rafale, é uma notícia muito importante, até porque é o maior acordo desse gênero assinado pelo país desde a Segunda Guerra Mundial.
Ele prevê também a transferência completa de tecnologia militar por parte da França para a fabricação em território nacional das unidades a serem adquiridas, o que é um item fundamental em pactos desse tipo porque implica autonomia ilimitada à nação compradora, no caso o Brasil.
Esse acordo que custará uma grande fortuna ao Estado brasileiro ainda é, na verdade, insuficiente às necessidades de defesa e à garantia da integridade do território nacional porque o país possui dimensões continentais, fronteiras marítimas e terrestres de igual magnitude.
Nós vivemos em uma época de um mundo globalizado, mas de crescente disputa entre os assuntos que acarretam cada vez mais a reafirmação da soberania das nações, ao contrário da intensa propaganda que nos empurra a grande mídia internacional.
Assim, não se pode cometer o crime contra a nação de abandonar à cobiça indisfarçável das grandes potências os nossos espaços territoriais, as nossas gigantescas reservas petrolíferas, que já são, diga-se de passagem, alvo de interferências multilaterais há vários anos.
Essas intromissões, conhecidas, escondem-se por trás de gestões em assuntos de alta relevância e de motivos humanitários, ambientais e éticos, como a defesa das nações indígenas, e também por intermédio de certas ONGs umbilicalmente ligadas e financiadas por potências estrangeiras.
Mas quem quiser que se iluda com as preocupações tardias e falsas de quem destruiu e destrói as florestas, com ou sem as bombas de napalm, dos que provocaram genocídios étnicos em indígenas de seus próprios territórios e ainda continuam provocando muitos estragos pelo mundo afora.
A tentativa de conquistar a Amazônia por parte de certas potências mundiais adquiriu um novo significado estratégico. Pelas suas riquezas minerais, o quase infindável manancial biotecnológico, ambiental, quanto pelas possibilidades de um novo tipo de desenvolvimento econômico sustentável para a humanidade.
Por tudo isso e muito mais, o acordo militar com a França deve ser muito bem vindo. Será um passo significativo na luta permanente pela nossa independência real.
"A disciplina militar prestante não se aprende senhor, sonhando e na fantasia, mas labutando e pelejando." (CAMÕES)
Jauro.
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Re: GEOPOLÍTICA
Conexão diplomática
Por Silvio Queiroz
Muito mais que aviões de caça
A atual política externa identifica na Europa o contraponto ideal para a hegemonia dos Estados Unidos no hemisfério americano
Inevitável que as atenções iniciais se debrucem sobre os valores envolvidos no programa de modernização e reequipamento das Forças Armadas brasileiras: já são cerca de 8 bilhões de euros abocanhados pela França com o fornecimento e desenvolvimento de submarinos e helicópteros. Há mais 5 bilhões, pelo menos, reservados para os 36 caças que a FAB receberá nos próximos anos. Sem falar nas receitas imediatas e nos empregos que as encomendas representam, transações desse vulto e desse alcance costumam puxar mais negócios no médio e longo prazo, por si — ainda que não se sucedam outras compras e concorrências, o que parece pouco provável.
Como se fosse pouco o dinheiro movimentado, as opções feitas agora e nos próximos anos têm também implicações políticas e estratégicas de dimensão comparável, talvez até maior. Parcerias desse porte no terreno da defesa estabelecem entre os países, a começar pelo estamento militar, laços que transcendem governos e marcam eras. No caso brasileiro, basta lembrar a posição que ocuparam França e Reino Unido, na primeira metade do século 20, e os Estados Unidos, no pós-Segunda Guerra, até o governo Geisel (1974-1979). Agora, é a mesma França que retoma o protagonismo, graças à tacada bilionária concluída pelo presidente Lula com Nicolas Sarkozy, no âmbito de uma parceria estratégica que já vinha sendo alimentada com Jacques Chirac.
São muitas as variáveis da equação que o Planalto e a Defesa estão montando, em presumível interface com o Itamaraty. Uma delas, à qual a coluna tem ouvido menções recorrentes por parte de diplomatas europeus, é justamente a definição de alinhamentos de fôlego e envergadura para a ordem geopolítica global do pós-Guerra Fria — um desenho cujos traçados ainda não são definitivos. Múltiplos sinais indicam que o Brasil está ingressando em um novo círculo, ampliado, onde as grandes decisões serão tomadas. E, a julgar pelo rumo que os movimentos mais recentes indicam, a atual política externa identifica na Europa o contraponto ideal para a posição hegemônica que os Estados Unidos continuarão ocupando, no futuro visível, no hemisfério americano.
Vale examinar, nesse contexto, o marco das relações estabelecidas com quatro pesos pesados do Velho Continente:
França
Logo nos primeiros meses de mandato, Lula construiu notáveis afinidades com Jacques Chirac, tanto na oposição à guerra do Iraque quanto no lançamento do Fome Zero mundial. O aprofundamento das relações com Nicolas Sarkozy, outro representante da direita francesa clássica, caracteriza uma aproximação na base de Estado para Estado, por cima das identidades políticas — que, no caso, seriam naturalmente mais sólidas entre o PT e o Partido Socialista.
Espanha
O presidente do governo espanhol, José Luis Rodríguez Zapatero, é atualmente um dos dirigentes europeus com quem Lula encontra coincidências políticas mais numerosas e profundas. O diálogo político fluido se expressa em temas como o combate à pobreza e a aproximação diplomática com o mundo árabe e muçulmano. No embalo da troca de visitas e nos repetidos encontros, fluem também os negócios: os espanhóis vêm com força disputar sua fatia no PAC.
Reino Unido
Pode restar pouco tempo ao trabalhista Gordon Brown na casa de número 10 da Downing Street, residência oficial do primeiro-ministro. Mas o establishment político britânico fechou questão com o Brasil em um tema chave da agenda global: o meio ambiente. Reservadamente, um funcionário de Londres resumiu nesses termos a percepção de Brown sobre o encontro de Copenhague sobre as mudanças climáticas, em dezembro: “Para onde o Brasil sinalizar, a balança penderá”.
Alemanha
Nos primeiros três anos de Lula, as relações com o governo de coalizão entre social-democratas e verdes foram de vento em popa, empurradas pelas coincidências em torno do Iraque e pela opção comum em favor das energias renováveis. O romance esfriou com a ascensão da chanceler (chefe de governo) Angela Merkel, democrata cristã, que no fim do mês pode sair das urnas à frente de uma aliança mais à direita — mais simpática à indústria nuclear do que aos biocombustíveis.
Por Silvio Queiroz
Muito mais que aviões de caça
A atual política externa identifica na Europa o contraponto ideal para a hegemonia dos Estados Unidos no hemisfério americano
Inevitável que as atenções iniciais se debrucem sobre os valores envolvidos no programa de modernização e reequipamento das Forças Armadas brasileiras: já são cerca de 8 bilhões de euros abocanhados pela França com o fornecimento e desenvolvimento de submarinos e helicópteros. Há mais 5 bilhões, pelo menos, reservados para os 36 caças que a FAB receberá nos próximos anos. Sem falar nas receitas imediatas e nos empregos que as encomendas representam, transações desse vulto e desse alcance costumam puxar mais negócios no médio e longo prazo, por si — ainda que não se sucedam outras compras e concorrências, o que parece pouco provável.
Como se fosse pouco o dinheiro movimentado, as opções feitas agora e nos próximos anos têm também implicações políticas e estratégicas de dimensão comparável, talvez até maior. Parcerias desse porte no terreno da defesa estabelecem entre os países, a começar pelo estamento militar, laços que transcendem governos e marcam eras. No caso brasileiro, basta lembrar a posição que ocuparam França e Reino Unido, na primeira metade do século 20, e os Estados Unidos, no pós-Segunda Guerra, até o governo Geisel (1974-1979). Agora, é a mesma França que retoma o protagonismo, graças à tacada bilionária concluída pelo presidente Lula com Nicolas Sarkozy, no âmbito de uma parceria estratégica que já vinha sendo alimentada com Jacques Chirac.
São muitas as variáveis da equação que o Planalto e a Defesa estão montando, em presumível interface com o Itamaraty. Uma delas, à qual a coluna tem ouvido menções recorrentes por parte de diplomatas europeus, é justamente a definição de alinhamentos de fôlego e envergadura para a ordem geopolítica global do pós-Guerra Fria — um desenho cujos traçados ainda não são definitivos. Múltiplos sinais indicam que o Brasil está ingressando em um novo círculo, ampliado, onde as grandes decisões serão tomadas. E, a julgar pelo rumo que os movimentos mais recentes indicam, a atual política externa identifica na Europa o contraponto ideal para a posição hegemônica que os Estados Unidos continuarão ocupando, no futuro visível, no hemisfério americano.
Vale examinar, nesse contexto, o marco das relações estabelecidas com quatro pesos pesados do Velho Continente:
França
Logo nos primeiros meses de mandato, Lula construiu notáveis afinidades com Jacques Chirac, tanto na oposição à guerra do Iraque quanto no lançamento do Fome Zero mundial. O aprofundamento das relações com Nicolas Sarkozy, outro representante da direita francesa clássica, caracteriza uma aproximação na base de Estado para Estado, por cima das identidades políticas — que, no caso, seriam naturalmente mais sólidas entre o PT e o Partido Socialista.
Espanha
O presidente do governo espanhol, José Luis Rodríguez Zapatero, é atualmente um dos dirigentes europeus com quem Lula encontra coincidências políticas mais numerosas e profundas. O diálogo político fluido se expressa em temas como o combate à pobreza e a aproximação diplomática com o mundo árabe e muçulmano. No embalo da troca de visitas e nos repetidos encontros, fluem também os negócios: os espanhóis vêm com força disputar sua fatia no PAC.
Reino Unido
Pode restar pouco tempo ao trabalhista Gordon Brown na casa de número 10 da Downing Street, residência oficial do primeiro-ministro. Mas o establishment político britânico fechou questão com o Brasil em um tema chave da agenda global: o meio ambiente. Reservadamente, um funcionário de Londres resumiu nesses termos a percepção de Brown sobre o encontro de Copenhague sobre as mudanças climáticas, em dezembro: “Para onde o Brasil sinalizar, a balança penderá”.
Alemanha
Nos primeiros três anos de Lula, as relações com o governo de coalizão entre social-democratas e verdes foram de vento em popa, empurradas pelas coincidências em torno do Iraque e pela opção comum em favor das energias renováveis. O romance esfriou com a ascensão da chanceler (chefe de governo) Angela Merkel, democrata cristã, que no fim do mês pode sair das urnas à frente de uma aliança mais à direita — mais simpática à indústria nuclear do que aos biocombustíveis.
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Re: GEOPOLÍTICA
Época:
O que significa a tal “transferência tecnológica”?
Helio Gurovitz
Diretor de Redação
É o poderio militar que, em última análise, estabelece o equilíbrio de forças entre as nações do planeta. A força militar mantém uma relação com a pujança econômica, mas é algo distinto dela. Um país como a Rússia tem, hoje, um poder militar muito maior que sua força econômica, graças ao arsenal nuclear que guarda dos tempos da Guerra Fria. E a Alemanha tem uma economia bem maior que sua força militar, reduzida à quase irrelevância após a Segunda Guerra Mundial. Como dirá qualquer manual de geopolítica, a Rússia é uma nação mais poderosa que a Alemanha no cenário global.
À medida que a América Latina se militariza – e esse movimento foi precipitado sobretudo pela ascensão do governo de Hugo Chávez na Venezuela –, o Brasil se vê diante de novos dilemas. Quanto devemos investir na modernização de nossa indústria bélica? Até que ponto isso compromete nosso caráter pacífico como nação? Em que medida nossas opções militares afetam nossas escolhas econômicas e o papel crescente do Brasil no cenário político global?
São essas as questões centrais para avaliar a opção que o governo Lula tomou ao firmar – em mais um desajeitado evento midiático – o embrião de um novo acordo militar com o governo francês, que passa pelos submarinos nucleares e pela compra dos novos caças de que nossa Força Aérea necessita há mais de uma década. Diante das estripulias chavistas, é crucial que tenhamos condição de manter a fronteira amazônica segura. Para isso, dizem nossos militares, os novos caças são fundamentais. Mas sua escolha não é apenas um evento militar. Ela envolve uma opção que também tem impacto tecnológico, econômico e político, como mostra nossa reportagem sobre o assunto.
A decisão do governo foi orientada aparentemente por interesse político. A diplomacia lulista vê com suspeição tudo o que emane dos Estados Unidos. Por isso, Lula dá tanta força àquilo que se convenciou chamar diplomacia Sul-Sul, uma tentativa de se aproximar de África, América Latina, Oriente Médio e de outros países capazes de contrabalançar a suposta hegemonia americana. Não é outra a explicação para Lula fazer afagos a Chávez, ao iraniano Mahmoud Ahmadinejad, a Omar Hassan al-Bashir – o tirano africano que comanda o genocídio em Darfur – e a outros líderes globais cujo pedigree tem causado mais embaraço que orgulho ao Brasil. A geração hoje no poder no Itamaraty foi criada na época em que até beber Coca-Cola era visto com desdém em certos círculos. Para eles, dizer sim ao governo francês é, sobretudo, dizer não aos Estados Unidos.
Mas a questão não se esgota aí. Aproximar-se da França pode ser interessante ao Brasil, se isso implicar a abertura do mercado europeu a produtos agrícolas brasileiros. Será que isso vai acontecer? Ou se isso trouxer para nós conhecimentos tecnológicos que não temos – algo que teoricamente está garantido no acordo.
O problema, quando se fala em transferência de tecnologia, é que ninguém sabe direito o que está em jogo. Tecnologia é uma palavra vaga que pode se referir tanto a avançados sistemas de combate a distância quanto a técnicas usadas para produzir pneus e parafusos. O que exatamente interessa ao Brasil obter? A essa questão ninguém ainda foi capaz de responder. Sem definir com precisão o que está por trás da expressão “transferência de tecnologia”, a discussão fica restrita a uma disputa tão inócua quanto a preferência por Coca-Cola. Enquanto isso, Ahmadinejad continua fazendo girar suas centrífugas nucleares e prometeu recentemente a Chávez – adivinhem o quê? – transferir tecnologia.
O que significa a tal “transferência tecnológica”?
Helio Gurovitz
Diretor de Redação
É o poderio militar que, em última análise, estabelece o equilíbrio de forças entre as nações do planeta. A força militar mantém uma relação com a pujança econômica, mas é algo distinto dela. Um país como a Rússia tem, hoje, um poder militar muito maior que sua força econômica, graças ao arsenal nuclear que guarda dos tempos da Guerra Fria. E a Alemanha tem uma economia bem maior que sua força militar, reduzida à quase irrelevância após a Segunda Guerra Mundial. Como dirá qualquer manual de geopolítica, a Rússia é uma nação mais poderosa que a Alemanha no cenário global.
À medida que a América Latina se militariza – e esse movimento foi precipitado sobretudo pela ascensão do governo de Hugo Chávez na Venezuela –, o Brasil se vê diante de novos dilemas. Quanto devemos investir na modernização de nossa indústria bélica? Até que ponto isso compromete nosso caráter pacífico como nação? Em que medida nossas opções militares afetam nossas escolhas econômicas e o papel crescente do Brasil no cenário político global?
São essas as questões centrais para avaliar a opção que o governo Lula tomou ao firmar – em mais um desajeitado evento midiático – o embrião de um novo acordo militar com o governo francês, que passa pelos submarinos nucleares e pela compra dos novos caças de que nossa Força Aérea necessita há mais de uma década. Diante das estripulias chavistas, é crucial que tenhamos condição de manter a fronteira amazônica segura. Para isso, dizem nossos militares, os novos caças são fundamentais. Mas sua escolha não é apenas um evento militar. Ela envolve uma opção que também tem impacto tecnológico, econômico e político, como mostra nossa reportagem sobre o assunto.
A decisão do governo foi orientada aparentemente por interesse político. A diplomacia lulista vê com suspeição tudo o que emane dos Estados Unidos. Por isso, Lula dá tanta força àquilo que se convenciou chamar diplomacia Sul-Sul, uma tentativa de se aproximar de África, América Latina, Oriente Médio e de outros países capazes de contrabalançar a suposta hegemonia americana. Não é outra a explicação para Lula fazer afagos a Chávez, ao iraniano Mahmoud Ahmadinejad, a Omar Hassan al-Bashir – o tirano africano que comanda o genocídio em Darfur – e a outros líderes globais cujo pedigree tem causado mais embaraço que orgulho ao Brasil. A geração hoje no poder no Itamaraty foi criada na época em que até beber Coca-Cola era visto com desdém em certos círculos. Para eles, dizer sim ao governo francês é, sobretudo, dizer não aos Estados Unidos.
Mas a questão não se esgota aí. Aproximar-se da França pode ser interessante ao Brasil, se isso implicar a abertura do mercado europeu a produtos agrícolas brasileiros. Será que isso vai acontecer? Ou se isso trouxer para nós conhecimentos tecnológicos que não temos – algo que teoricamente está garantido no acordo.
O problema, quando se fala em transferência de tecnologia, é que ninguém sabe direito o que está em jogo. Tecnologia é uma palavra vaga que pode se referir tanto a avançados sistemas de combate a distância quanto a técnicas usadas para produzir pneus e parafusos. O que exatamente interessa ao Brasil obter? A essa questão ninguém ainda foi capaz de responder. Sem definir com precisão o que está por trás da expressão “transferência de tecnologia”, a discussão fica restrita a uma disputa tão inócua quanto a preferência por Coca-Cola. Enquanto isso, Ahmadinejad continua fazendo girar suas centrífugas nucleares e prometeu recentemente a Chávez – adivinhem o quê? – transferir tecnologia.
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Re: GEOPOLÍTICA
Eu vou dizer algo ao senhor Helio Gurovitz: Se você não é uma pessoa mal-intencionada, pesquise, pesquise muito antes de escrever suas reportagens. Procure saber o que está em jogo. Procure saber o que queremos e o que nos vão oferecer. Procure saber quem pode oferecer o quê.Marino escreveu:Época:
O que significa a tal “transferência tecnológica”?
Helio Gurovitz
Diretor de Redação
É o poderio militar que, em última análise, estabelece o equilíbrio de forças entre as nações do planeta. A força militar mantém uma relação com a pujança econômica, mas é algo distinto dela. Um país como a Rússia tem, hoje, um poder militar muito maior que sua força econômica, graças ao arsenal nuclear que guarda dos tempos da Guerra Fria. E a Alemanha tem uma economia bem maior que sua força militar, reduzida à quase irrelevância após a Segunda Guerra Mundial. Como dirá qualquer manual de geopolítica, a Rússia é uma nação mais poderosa que a Alemanha no cenário global.
À medida que a América Latina se militariza – e esse movimento foi precipitado sobretudo pela ascensão do governo de Hugo Chávez na Venezuela –, o Brasil se vê diante de novos dilemas. Quanto devemos investir na modernização de nossa indústria bélica? Até que ponto isso compromete nosso caráter pacífico como nação? Em que medida nossas opções militares afetam nossas escolhas econômicas e o papel crescente do Brasil no cenário político global?
São essas as questões centrais para avaliar a opção que o governo Lula tomou ao firmar – em mais um desajeitado evento midiático – o embrião de um novo acordo militar com o governo francês, que passa pelos submarinos nucleares e pela compra dos novos caças de que nossa Força Aérea necessita há mais de uma década. Diante das estripulias chavistas, é crucial que tenhamos condição de manter a fronteira amazônica segura. Para isso, dizem nossos militares, os novos caças são fundamentais. Mas sua escolha não é apenas um evento militar. Ela envolve uma opção que também tem impacto tecnológico, econômico e político, como mostra nossa reportagem sobre o assunto.
A decisão do governo foi orientada aparentemente por interesse político. A diplomacia lulista vê com suspeição tudo o que emane dos Estados Unidos. Por isso, Lula dá tanta força àquilo que se convenciou chamar diplomacia Sul-Sul, uma tentativa de se aproximar de África, América Latina, Oriente Médio e de outros países capazes de contrabalançar a suposta hegemonia americana. Não é outra a explicação para Lula fazer afagos a Chávez, ao iraniano Mahmoud Ahmadinejad, a Omar Hassan al-Bashir – o tirano africano que comanda o genocídio em Darfur – e a outros líderes globais cujo pedigree tem causado mais embaraço que orgulho ao Brasil. A geração hoje no poder no Itamaraty foi criada na época em que até beber Coca-Cola era visto com desdém em certos círculos. Para eles, dizer sim ao governo francês é, sobretudo, dizer não aos Estados Unidos.
Mas a questão não se esgota aí. Aproximar-se da França pode ser interessante ao Brasil, se isso implicar a abertura do mercado europeu a produtos agrícolas brasileiros. Será que isso vai acontecer? Ou se isso trouxer para nós conhecimentos tecnológicos que não temos – algo que teoricamente está garantido no acordo.
O problema, quando se fala em transferência de tecnologia, é que ninguém sabe direito o que está em jogo. Tecnologia é uma palavra vaga que pode se referir tanto a avançados sistemas de combate a distância quanto a técnicas usadas para produzir pneus e parafusos. O que exatamente interessa ao Brasil obter? A essa questão ninguém ainda foi capaz de responder. Sem definir com precisão o que está por trás da expressão “transferência de tecnologia”, a discussão fica restrita a uma disputa tão inócua quanto a preferência por Coca-Cola. Enquanto isso, Ahmadinejad continua fazendo girar suas centrífugas nucleares e prometeu recentemente a Chávez – adivinhem o quê? – transferir tecnologia.
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Re: GEOPOLÍTICA
Enquanto os textos forem escritos baseados no antigo ranço contra os militares, não haverá argumento que se sustente.Marino escreveu:Atenção para o ridículo dos argumentos desta articulista.
Sem defesa para a omissão
Maria Cristina Fernandes
Nem na ditadura um acordo militar do porte daquele que foi assinado esta semana entre o Brasil e a França foi tão pouco debatido. O locus por excelência dessa omissão foi o Congresso Nacional. O episódio, contrariando as mais histéricas aparências, selou definitivamente, a nulidade da oposição.
Com a cumplicidade do noticiário, o Senado Federal conseguiu mobilizar durante seis meses a opinião pública em torno de seus malfeitos já esquecidos, enquanto em apenas dois dias sem holofotes, sob regime de urgência e por votação simbólica, aprovou autorização de crédito de R$ 25 bilhões para o programa do submarino nuclear e a compra de 50 helicópteros militares.
Não é preciso macaquear estrangeiros para lembrar que um aporte dessa magnitude, cujos primeiros desembolsos sequer estão previstos na proposta orçamentária de 2010, não é aprovado num país que se orgulhe de funcionar sob regras democráticas.
O Brasil de dois ditadores - Getúlio Vargas e Ernesto Geisel - abrigou uma discussão mais plural dos dois tratados que, na opinião de um dos maiores especialistas em história militar do país, o professor João Roberto Martins Filho (Ufscar), se lhe igualam: os acordos com os Estados Unidos, assinado em 1953, e aquele selado com a Alemanha em 1975.
A democracia tinha apenas sete anos quando os comunistas encamparam uma mobilização nacional contra o acordo com os americanos que, além de concessões à soberania nacional, previa o fornecimento de minérios atômicos do subsolo nacional aos Estados Unidos em plena escalada da Guerra Fria.
A campanha, embalada pelos protestos contra o envio de tropas brasileiras à Guerra da Coreia, correu o Brasil e, apesar da dura repressão do governo Vargas, chegou ao Congresso Nacional onde mobilizou os partidos de esquerda contra o PSD e a UDN, aliada ocasional de Vargas em sua fase pró-EUA.
O acordo foi aprovado mas não sem antes passar por debates radicalizados dentro e fora do Congresso. No dia seguinte, a União Nacional dos Estudantes decretou luto nacional. No Brasil de Lula, o acordo com a França foi comemorado em parada militar com a claque de estudantes bestializados pelo ´Fora Sarney´.
Em sua mensagem ao Congresso, Vargas acusara os movimentos contrários ao acordo de espraiarem o comunismo internacional disfarçados de pacifistas. Na era Lula, a omissão nem carece de disfarce.
Duas décadas depois, o acordo com os americanos seria denunciado por Geisel. O Brasil acabaria firmando um tratado nuclear com a Alemanha que permitiria ao Brasil desenvolver a tecnologia do urânio enriquecido.
A polêmica foi tamanha que a Câmara dos Deputados acabaria abrindo uma Comissão Parlamentar de Inquérito para investigar as denúncias de que o acordo não havia previsto uma destinação adequada ao lixo atômico nem dado garantias suficientes de que a energia nuclear seria exclusivamente de uso pacífico.
Em ambos os momentos, os militares, ao contrário de hoje, tinham preponderância no debate político. Desta vez, foi um ministro civil quem conduziu o acordo e, munido da estratégia de reaparelhamento das Forças Armadas, selou a supremacia da Defesa sobre as Pastas militares.
Useiro e vezeiro na subjugação do Congresso às conveniências do Executivo, passará aos anais como o primeiro civil a conduzir, sem a legitimidade do debate parlamentar, um acordo militar que redesenha o Brasil na geopolítica mundial.
Ao longo de sua brevíssima tramitação, à qual Jobim compareceu duas vezes sob raras interpelações, levantaram-se suspeitas que não são explicação suficiente para a omissão.
Acusou-se a maior empreiteira nacional, escolhida como parceira da estatal francesa que vai construir o estaleiro dos submarinos, de ter comprado o silêncio das centenas de parlamentares cuja eleição financiou.
Também se levantaram suspeitas sobre uma indústria nacional de helicópteros, em cuja fábrica de Minas serão construídos os helicópteros em parceria com os franceses, que teria zelosamente salvaguardado seus interesses junto a parlamentares da oposição e do governo.
Essa traficância de interesses, se existiu, não terá sido novidade no Congresso Nacional de Lula, Geisel ou Vargas. O que há de novo é que o Poder Legislativo galgou tamanha desimportância que os interesses contrariados pelo acordo não se deram ao trabalho de mobilizar suas bancadas no Congresso Nacional.
A menos que algum imagine que lobbies da indústria armamentista americana, alemã, russa e sueca possam ter escolhido o deputado Júlio Delgado (PSB-MG) como o único portador de seus queixumes.
Parece mais crível que os interesses contrariados pelo acordo tenham atuado diretamente junto ao Executivo e às Forças Armadas, sem o filtro da Casa que pretende representar a vontade popular.
O deputado Carlos Zarattini (PT-SP), ardoroso defensor do acordo desde o início da legislatura, estranhou a ausência de debates. "Não são parlamentares que se deixem levar por uma viagem, um jantar ou um vinho", diz, sobre a comitiva de parlamentares que foi à França a convite dos fabricantes beneficiados pelo acordo.
A segurança nacional, avocada pelos governistas, não cola como explicação para a unanimidade. Como toda política de governo, há espaço para controvérsias. A chance desse acordo vir a afirmar o Brasil para fora do eixo da hegemonia americana já seria suficiente para acirrar os ânimos que costumavam se radicalizar no Congresso entre tucanos e petistas em torno da política externa brasileira.
Perdeu-se a chance de um debate sobre as opções e o custo de uma estratégia de defesa para o Brasil. Se o acordo é tudo isso que a propaganda governista se orgulha em difundir - pela transferência de tecnologia e capacidade dissuasória do país do pré-sal - os brasileiros nunca o saberão.
Maria Cristina Fernandes é editora de Política. Escreve às sextas-feiras
E-mail mcristina.fernandes@valor.com.br
Esta senhora tem o direito de emitir sua opinião, estamos em uma democracia, porém ela demonstra total desconhecimento pelo assunto defesa, visto que a "chave de ouro" de seu artigo foi o questionamento pela ausência de debate sobre estratégia de defesa para o Brasil. Não cabe debate em torno deste assunto, só um leigo estúpido para vislumbrar tal coisa. Gostemos ou não, as coisas são assim e no mundo todo, o Brasil não é exceção.
E como se não soubesse sobre o que falou sobre estratégia e defesa, ainda fez questão de fazer um breve histórico de maneira totalmente equivocada. Os dois exemplos de acordos travados pelo Brasil (EUA e Alemanha) foram feito em uma época totalmente diferente da atual. Mas claramente o sangue socialista que corre nas veias da autora (isto é nítido no texto) deixa claro que a matéria foi tendenciosa pelo simples fato de estar permeado de ideologias de quem a escreveu. Isto é tão nítido que sugerir debate, pluralidade, etc. só vem da parte daqueles que compõe o que se chama de esquerda. Estes fazem de debater tudo (lembram da ex-senadora Heloísa Helena?), até o que não é possível.
Deixo claro, para que não restem dúvidas, que minhas críticas não é ao modelo socialista, mas ao uso intencional de ideologia (qualquer) para propor o improcedente.
Orestes
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Re: GEOPOLÍTICA
Tem coisas que dá até vergonha de ler...
Marino escreveu:Época:
O que significa a tal “transferência tecnológica”?
Helio Gurovitz
Diretor de Redação
É o poderio militar que, em última análise, estabelece o equilíbrio de forças entre as nações do planeta. A força militar mantém uma relação com a pujança econômica, mas é algo distinto dela. Um país como a Rússia tem, hoje, um poder militar muito maior que sua força econômica, graças ao arsenal nuclear que guarda dos tempos da Guerra Fria. E a Alemanha tem uma economia bem maior que sua força militar, reduzida à quase irrelevância após a Segunda Guerra Mundial. Como dirá qualquer manual de geopolítica, a Rússia é uma nação mais poderosa que a Alemanha no cenário global.
O gênio não consegue pensar, veja os dois exemplos que a figura arrumou! A Alemanha tem sérias restrições para se armar mais do que já tem; já a Rússia tem, de fato, FFAA maior que sua economia, mas ele se esquece que isso não foi planejado, foi consequência dos feitos passados (URSS). Estes exemplos não demonstram nada, no máximo a ignorância de quem os usou. Queria ouvir da boca do autor o que teria para dizer sobre as FFAA dos EUA, da Inglaterra, da França, da Itália e vários outros países. Ou ele vai dizer que estes aí não contam?
À medida que a América Latina se militariza – e esse movimento foi precipitado sobretudo pela ascensão do governo de Hugo Chávez na Venezuela –, o Brasil se vê diante de novos dilemas. Quanto devemos investir na modernização de nossa indústria bélica? Até que ponto isso compromete nosso caráter pacífico como nação? Em que medida nossas opções militares afetam nossas escolhas econômicas e o papel crescente do Brasil no cenário político global?
Visão extremamente estreita da parte de alguém que ousou escrever sobre geopolítica. Isto deixa claro que este assunto (geopolítica) ainda (lamentavelmente) não é para qualquer um, ainda o confundem com política.
Realmente o Chávez armar a Venezuela nos dá bons argumentos para convencer os "comuns". Porém todos aqui no DB sabem muito bem que não representa o perigo que muitos insistem em dizer que há. E o autor ainda diz que o Brasil se vê diante de novos dilemas (SIC)...
Mas o gênio achou que tinha feito pouco, resolveu mostrar toda sua sapiência ao questionar se o País não perderia seu status de país pacífico ao se armar. Putz! O cara conseguiu escrever sobre algo sem ler o que está saindo dia mais dia na própria imprensa. Até a Eliane Cantanhêde conseguiu compreender isso. Tem que avisar para o Hélio Gurovitz que o Brasil está apenas reaparelhando suas FFAA e não aumentando seus equipamentos. Tem que avisá-lo que pacificidade é consequência das ações e não do tamanho e qualidade das FFAA, e que além disso, o Brasil não se propõe ser imperialista. Mas acho que ele não conseguiria entender nem isso...
São essas as questões centrais para avaliar a opção que o governo Lula tomou ao firmar – em mais um desajeitado evento midiático – o embrião de um novo acordo militar com o governo francês, que passa pelos submarinos nucleares e pela compra dos novos caças de que nossa Força Aérea necessita há mais de uma década. Diante das estripulias chavistas, é crucial que tenhamos condição de manter a fronteira amazônica segura. Para isso, dizem nossos militares, os novos caças são fundamentais. Mas sua escolha não é apenas um evento militar. Ela envolve uma opção que também tem impacto tecnológico, econômico e político, como mostra nossa reportagem sobre o assunto.
Agora o Hélio imagina que corremos o risco de termos o Chávez tentando tomar a nossa Amazônia... O cara é bom mesmo!
A decisão do governo foi orientada aparentemente por interesse político. A diplomacia lulista vê com suspeição tudo o que emane dos Estados Unidos. Por isso, Lula dá tanta força àquilo que se convenciou chamar diplomacia Sul-Sul, uma tentativa de se aproximar de África, América Latina, Oriente Médio e de outros países capazes de contrabalançar a suposta hegemonia americana. Não é outra a explicação para Lula fazer afagos a Chávez, ao iraniano Mahmoud Ahmadinejad, a Omar Hassan al-Bashir – o tirano africano que comanda o genocídio em Darfur – e a outros líderes globais cujo pedigree tem causado mais embaraço que orgulho ao Brasil. A geração hoje no poder no Itamaraty foi criada na época em que até beber Coca-Cola era visto com desdém em certos círculos. Para eles, dizer sim ao governo francês é, sobretudo, dizer não aos Estados Unidos.
Lá vem ranço... Sem falar que ao dizer que a decisão do governo foi orientada por interesse político contradiz o seu argumento Sul-Sul, visto ser este de natureza geopolítica. Tá bom, ele não sabe diferenciar estas coisas... Deixemos assim.
No restante do parágrafo só faltou dizer que o presidente Lula é terrorista também. Putz!!! Basta ver as forçadas associações que ele fez.
Mas a questão não se esgota aí. Aproximar-se da França pode ser interessante ao Brasil, se isso implicar a abertura do mercado europeu a produtos agrícolas brasileiros. Será que isso vai acontecer? Ou se isso trouxer para nós conhecimentos tecnológicos que não temos – algo que teoricamente está garantido no acordo.
O cara faz uma pergunta, mas opta em respondê-la a sua maneira.
O problema, quando se fala em transferência de tecnologia, é que ninguém sabe direito o que está em jogo. Tecnologia é uma palavra vaga que pode se referir tanto a avançados sistemas de combate a distância quanto a técnicas usadas para produzir pneus e parafusos. O que exatamente interessa ao Brasil obter? A essa questão ninguém ainda foi capaz de responder. Sem definir com precisão o que está por trás da expressão “transferência de tecnologia”, a discussão fica restrita a uma disputa tão inócua quanto a preferência por Coca-Cola. Enquanto isso, Ahmadinejad continua fazendo girar suas centrífugas nucleares e prometeu recentemente a Chávez – adivinhem o quê? – transferir tecnologia.
A estupidez não se comenta, ainda mais se for a chave-de-ouro do artigo.
Sou uma besta mesmo, ainda perdi tempo em colocar comentários sobre este texto; me odeio por isso.
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Re: GEOPOLÍTICA
Mestre, voce resumiu meu pensamento e explicou meu silencio sobre todo o rolo do FX2, desde o dia 07...orestespf escreveu:[ Sou uma besta mesmo, ainda perdi tempo em colocar comentários sobre este texto; me odeio por isso.
Orestes
Lobby é previsto, mas...haja saco!!!
abs!!
Re: GEOPOLÍTICA
Pois é, certas coisas eu nem tenho mais saco prá ler, quanto mais comentar, como o Orestes fez.
Parabéns Orestes, tens culhão de aço HY-100, capaz de mergulhar na mais profunda lama e permanecer intacto.
Parabéns Orestes, tens culhão de aço HY-100, capaz de mergulhar na mais profunda lama e permanecer intacto.
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Re: GEOPOLÍTICA
Cooperação está no nível mais alto, afirma oficial americano
Para adido de Defesa da embaixada no Brasil, relação é a melhor desde a 2ª Guerra
"O que os brasileiros fizerem é sua escolha. Não estamos preocupados", afirma Willie Berge sobre a nova parceria militar entre Brasil e França
DA SUCURSAL DO RIO
A cooperação militar entre Brasil e EUA está em seu nível mais alto desde o fim da Segunda Guerra Mundial, afirmou à Folha o coronel da Força Aérea americana Willie Berges, adido de Defesa da Embaixada dos EUA em Brasília.
Berges é responsável pela supervisão de todos os programas da "cooperação de segurança", que inclui vendas de armas por intermédio do governo, intercâmbio de pessoal e exercícios conjuntos. Abaixo, trechos da entrevista, feita por telefone. (CLAUDIA ANTUNES)
FOLHA - Como é a sua relação com os militares brasileiros?
WILLIE BERGES - Todos os números mostram que a cooperação entre os militares do Brasil e os dos EUA está em seu nível mais alto.
FOLHA - Desde quando?
BERGES - Excluindo a 2ª Guerra Mundial, é o melhor período. Os números de exercícios e intercâmbios nunca foram tão altos. Subiram dramaticamente nos últimos cinco anos.
FOLHA - O senhor pode dar exemplos?
BERGES - As vendas militares por intermédio do Pentágono, excluindo as compras diretas com fabricantes, foram de US$ 700 milhões nos últimos cinco anos. Em toda a duração do programa com o Brasil, que começou nos anos 70, foram de US$ 1,4 bilhão.
No último ano, pela primeira vez o Brasil hospedou a Olimpíada das Forças Especiais e participou de um grande exercício da Força Aérea dos EUA, o Red Flag. Agora, os brasileiros nos convidaram para seu principal exercício, o Cruzex [Cruzeiro do Sul].
Estamos fazendo intercâmbios que nunca fizemos antes.
Temos médicos brasileiros em nossos navios-hospitais, e médicos americanos em navios brasileiros. Todo alto oficial envolvido com questões da América Latina vem ao Brasil. É obrigatório, dado a importância de nossa relação.
FOLHA - Os militares americanos estão preocupados com a compra de armas da França?
BERGES - O que os militares brasileiros fizerem é escolha deles. Nós estamos dizendo que o nosso F-18 é o melhor aparelho, o mais testado, e que esperamos colaborar com os militares brasileiros por muitos anos. Não estamos preocupados [com o acordo com a França].
Todo país tem razões para modernizar suas Forças Armadas.
FOLHA - O senhor diria que há preocupação de militares brasileiros quanto a uma cobiça internacional sobre a Amazônia?
BERGES - Esta questão é mais política. Ouvimos coisas, mas não nos meios militares. Os militares brasileiros nunca nos expressaram esse tipo de preocupação. Eu pessoalmente nunca ouvi isso de oficiais. Por causa de toda esta cooperação, eles se sentem confortáveis em nos falar diretamente, se tiverem alguma preocupação. Já fizeram isso no passado e continuarão a fazê-lo.
FOLHA - Há uma corrida armamentista na região?
BERGES - Minha opinião pessoal é que não. Todo o país tem que decidir o que modernizar em suas Forças Armadas. Como uma pessoa da Aeronáutica, entendi por que o Chile comprou novos caças -todos os seus aviões estavam quebrando, e um novo caça, mesmo mais caro agora, é mais fácil de manter.
O Brasil precisa de um novo caça porque os dele são velhos, usam tecnologia velha.
Há preocupação com proliferação de armas, se elas estão sendo usadas para o objetivo com que foram compradas.
Mas seria a única.
Por isso o governo americano aprovou a venda do F-18, porque não estamos preocupados.
Os militares brasileiros têm motivos para se modernizar.
FOLHA - A América do Sul não é considerada uma prioridade para os EUA. Como os militares americanos veem a região?
BERGES - O Comando Sul está muito interessado na região. Se você for à nossa página na internet, há três palavras que definem nossa missão: segurança, estabilidade e parceria. Todos precisamos nos proteger, e queremos países estáveis e trabalhamos como parceiros.
Para adido de Defesa da embaixada no Brasil, relação é a melhor desde a 2ª Guerra
"O que os brasileiros fizerem é sua escolha. Não estamos preocupados", afirma Willie Berge sobre a nova parceria militar entre Brasil e França
DA SUCURSAL DO RIO
A cooperação militar entre Brasil e EUA está em seu nível mais alto desde o fim da Segunda Guerra Mundial, afirmou à Folha o coronel da Força Aérea americana Willie Berges, adido de Defesa da Embaixada dos EUA em Brasília.
Berges é responsável pela supervisão de todos os programas da "cooperação de segurança", que inclui vendas de armas por intermédio do governo, intercâmbio de pessoal e exercícios conjuntos. Abaixo, trechos da entrevista, feita por telefone. (CLAUDIA ANTUNES)
FOLHA - Como é a sua relação com os militares brasileiros?
WILLIE BERGES - Todos os números mostram que a cooperação entre os militares do Brasil e os dos EUA está em seu nível mais alto.
FOLHA - Desde quando?
BERGES - Excluindo a 2ª Guerra Mundial, é o melhor período. Os números de exercícios e intercâmbios nunca foram tão altos. Subiram dramaticamente nos últimos cinco anos.
FOLHA - O senhor pode dar exemplos?
BERGES - As vendas militares por intermédio do Pentágono, excluindo as compras diretas com fabricantes, foram de US$ 700 milhões nos últimos cinco anos. Em toda a duração do programa com o Brasil, que começou nos anos 70, foram de US$ 1,4 bilhão.
No último ano, pela primeira vez o Brasil hospedou a Olimpíada das Forças Especiais e participou de um grande exercício da Força Aérea dos EUA, o Red Flag. Agora, os brasileiros nos convidaram para seu principal exercício, o Cruzex [Cruzeiro do Sul].
Estamos fazendo intercâmbios que nunca fizemos antes.
Temos médicos brasileiros em nossos navios-hospitais, e médicos americanos em navios brasileiros. Todo alto oficial envolvido com questões da América Latina vem ao Brasil. É obrigatório, dado a importância de nossa relação.
FOLHA - Os militares americanos estão preocupados com a compra de armas da França?
BERGES - O que os militares brasileiros fizerem é escolha deles. Nós estamos dizendo que o nosso F-18 é o melhor aparelho, o mais testado, e que esperamos colaborar com os militares brasileiros por muitos anos. Não estamos preocupados [com o acordo com a França].
Todo país tem razões para modernizar suas Forças Armadas.
FOLHA - O senhor diria que há preocupação de militares brasileiros quanto a uma cobiça internacional sobre a Amazônia?
BERGES - Esta questão é mais política. Ouvimos coisas, mas não nos meios militares. Os militares brasileiros nunca nos expressaram esse tipo de preocupação. Eu pessoalmente nunca ouvi isso de oficiais. Por causa de toda esta cooperação, eles se sentem confortáveis em nos falar diretamente, se tiverem alguma preocupação. Já fizeram isso no passado e continuarão a fazê-lo.
FOLHA - Há uma corrida armamentista na região?
BERGES - Minha opinião pessoal é que não. Todo o país tem que decidir o que modernizar em suas Forças Armadas. Como uma pessoa da Aeronáutica, entendi por que o Chile comprou novos caças -todos os seus aviões estavam quebrando, e um novo caça, mesmo mais caro agora, é mais fácil de manter.
O Brasil precisa de um novo caça porque os dele são velhos, usam tecnologia velha.
Há preocupação com proliferação de armas, se elas estão sendo usadas para o objetivo com que foram compradas.
Mas seria a única.
Por isso o governo americano aprovou a venda do F-18, porque não estamos preocupados.
Os militares brasileiros têm motivos para se modernizar.
FOLHA - A América do Sul não é considerada uma prioridade para os EUA. Como os militares americanos veem a região?
BERGES - O Comando Sul está muito interessado na região. Se você for à nossa página na internet, há três palavras que definem nossa missão: segurança, estabilidade e parceria. Todos precisamos nos proteger, e queremos países estáveis e trabalhamos como parceiros.
Sempre e inevitavelmente, cada um de nós subestima o número de indivíduos estúpidos que circulam pelo mundo.
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Re: GEOPOLÍTICA
JANIO DE FREITAS
Carta aérea
Aliança estratégica não é fatura nem contrato de promessa de compra e venda; é geopolítica
"NÃO ENCONTREI nem um grande negócio de armamentos sem corrupção". A partir de tal constatação, para nós, brasileiros, os negociantes de armas são como as grandes empreiteiras.
Aí está uma razão definitiva, além de muitas outras, para que as atuais compras de armamentos pesados pelo Brasil -ou, mais precisamente, por Lula e Nelson Jobim em nome do Brasil- não lembrem os negócios para realização de obras públicas. Mas, depois dos submarinos, é o negócio da compra de aviões de caça, não importam seus tipos e procedências, que se enrola em inverdades, negaças e cartas marcadas.
Aquela frase é de Andrew Feinstein, autor de pesquisa mundial sobre negócios de armamentos, para o livro que escreve a respeito. Sua dedicação ao tema tem boa origem. Quando deputado na África do Sul, encabeçou a extraordinária investigação parlamentar que desvendou uma trama de grossa corrupção na compra, à Rússia, de grande número de caças Sukhoi. A frase consta da entrevista transmitida pelo "Milênio", na GloboNews, em 27.jul.09.
Será melhor que o Brasil não venha a figurar no livro de Feinstein nem de modo inconclusivo, apenas por estranhezas. Como esta, por exemplo: dada autorização especial, do Congresso e do governo dos Estados Unidos, para que a Boeing inclua a transferência de conhecimento tecnológico em sua oferta do caça F-A18E, na sexta-feira o Ministério da Defesa comunicou que só receberá propostas de fabricantes até a segunda-feira 21. Nelson Jobim criou, portanto, uma data-limite e, com ela, apenas nove dias (com dois sábados e dois domingos) para a elaboração de complexos estudos e formulação de propostas. Sendo que a da francesa Dassault já foi esboçada com brasileiros e em Brasília.
A data foi fixada na mesma sexta-feira em que Lula emitia, durante comício televisivo, três afirmações aproveitáveis para numerosos fins: "não há prazo" para a escolha, "eu decido quando quiser", "quem decide sou eu e mais ninguém". Pelo visto, não é o que Nelson Jobim acha, e pratica.
A nota com a informação de data-limite pede que a sueca Saab, do caça Gripen, e a Boeing "apresentem propostas que busquem equiparar-se à francesa", e esta "compatível com os parâmetros do presidente francês Nicolas Sarkozy". Confirma-se, pois, que a proposta francesa já é conhecida, contra nove dias para elaboração das demais, em negócio de bilhões.
Há pelo menos dois outros pontos de curiosidade na nota. Se Jobim não comete a impropriedade de revelar a outros a proposta francesa, é puro nonsense o pedido de que "equiparem" suas ofertas àquela. E "equiparar-se" para quê? O que deveria interessar ao Ministério da Defesa é justamente que não sejam apenas "equiparáveis", mas melhores. Ou, seja lá pelo que for, não conviria que se mostrem melhores?
Lula e Jobim podem querer o caça francês, mas não precisam recorrer à alegação de uma "aliança estratégica" com a França. Sob aliança estratégica com os Estados Unidos, o Brasil fez sua primeira esquadrilha de caças com os Gloster-Meteor de fabricação inglesa. Além da aliança estratégica, já sob o Acordo Militar Brasil-Estados Unidos, que trouxe até militares norte-americanos para dentro de bases e quartéis brasileiros, comprou aos ingleses e reformou na Holanda o finado porta-aviões Minas Gerais. Comprou na França caças Mirage, ainda em uso. Fez a associação, hoje extinta, da Embraer com a Dassault, e comprou na França o atual, mas não atualizado, porta-aviões São Paulo.
Aliança estratégica não é fatura nem contrato de promessa de compra e venda. É geopolítica, é política internacional.
Além disso, essa história de que "a FAB faz a análise técnica" e "o governo toma a decisão política e estratégica" é só invencionice. As duas são indissociáveis: a finalidade condiciona a escolha técnica do instrumento. É a razão que faz os Estados Unidos, com seus tantos tipos de jatos de combate, desejarem testar o Super Tucano da Embraer, a hélice, para situações como as do Afeganistão.
As grandes empreiteiras já são mais do que o necessário para o mau conceito brasileiro.
Carta aérea
Aliança estratégica não é fatura nem contrato de promessa de compra e venda; é geopolítica
"NÃO ENCONTREI nem um grande negócio de armamentos sem corrupção". A partir de tal constatação, para nós, brasileiros, os negociantes de armas são como as grandes empreiteiras.
Aí está uma razão definitiva, além de muitas outras, para que as atuais compras de armamentos pesados pelo Brasil -ou, mais precisamente, por Lula e Nelson Jobim em nome do Brasil- não lembrem os negócios para realização de obras públicas. Mas, depois dos submarinos, é o negócio da compra de aviões de caça, não importam seus tipos e procedências, que se enrola em inverdades, negaças e cartas marcadas.
Aquela frase é de Andrew Feinstein, autor de pesquisa mundial sobre negócios de armamentos, para o livro que escreve a respeito. Sua dedicação ao tema tem boa origem. Quando deputado na África do Sul, encabeçou a extraordinária investigação parlamentar que desvendou uma trama de grossa corrupção na compra, à Rússia, de grande número de caças Sukhoi. A frase consta da entrevista transmitida pelo "Milênio", na GloboNews, em 27.jul.09.
Será melhor que o Brasil não venha a figurar no livro de Feinstein nem de modo inconclusivo, apenas por estranhezas. Como esta, por exemplo: dada autorização especial, do Congresso e do governo dos Estados Unidos, para que a Boeing inclua a transferência de conhecimento tecnológico em sua oferta do caça F-A18E, na sexta-feira o Ministério da Defesa comunicou que só receberá propostas de fabricantes até a segunda-feira 21. Nelson Jobim criou, portanto, uma data-limite e, com ela, apenas nove dias (com dois sábados e dois domingos) para a elaboração de complexos estudos e formulação de propostas. Sendo que a da francesa Dassault já foi esboçada com brasileiros e em Brasília.
A data foi fixada na mesma sexta-feira em que Lula emitia, durante comício televisivo, três afirmações aproveitáveis para numerosos fins: "não há prazo" para a escolha, "eu decido quando quiser", "quem decide sou eu e mais ninguém". Pelo visto, não é o que Nelson Jobim acha, e pratica.
A nota com a informação de data-limite pede que a sueca Saab, do caça Gripen, e a Boeing "apresentem propostas que busquem equiparar-se à francesa", e esta "compatível com os parâmetros do presidente francês Nicolas Sarkozy". Confirma-se, pois, que a proposta francesa já é conhecida, contra nove dias para elaboração das demais, em negócio de bilhões.
Há pelo menos dois outros pontos de curiosidade na nota. Se Jobim não comete a impropriedade de revelar a outros a proposta francesa, é puro nonsense o pedido de que "equiparem" suas ofertas àquela. E "equiparar-se" para quê? O que deveria interessar ao Ministério da Defesa é justamente que não sejam apenas "equiparáveis", mas melhores. Ou, seja lá pelo que for, não conviria que se mostrem melhores?
Lula e Jobim podem querer o caça francês, mas não precisam recorrer à alegação de uma "aliança estratégica" com a França. Sob aliança estratégica com os Estados Unidos, o Brasil fez sua primeira esquadrilha de caças com os Gloster-Meteor de fabricação inglesa. Além da aliança estratégica, já sob o Acordo Militar Brasil-Estados Unidos, que trouxe até militares norte-americanos para dentro de bases e quartéis brasileiros, comprou aos ingleses e reformou na Holanda o finado porta-aviões Minas Gerais. Comprou na França caças Mirage, ainda em uso. Fez a associação, hoje extinta, da Embraer com a Dassault, e comprou na França o atual, mas não atualizado, porta-aviões São Paulo.
Aliança estratégica não é fatura nem contrato de promessa de compra e venda. É geopolítica, é política internacional.
Além disso, essa história de que "a FAB faz a análise técnica" e "o governo toma a decisão política e estratégica" é só invencionice. As duas são indissociáveis: a finalidade condiciona a escolha técnica do instrumento. É a razão que faz os Estados Unidos, com seus tantos tipos de jatos de combate, desejarem testar o Super Tucano da Embraer, a hélice, para situações como as do Afeganistão.
As grandes empreiteiras já são mais do que o necessário para o mau conceito brasileiro.
Sempre e inevitavelmente, cada um de nós subestima o número de indivíduos estúpidos que circulam pelo mundo.
Carlo M. Cipolla
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Re: GEOPOLÍTICA
Uma das afirmações mais lúcidas que já vi.A decisão do governo foi orientada aparentemente por interesse político. A diplomacia lulista vê com suspeição tudo o que emane dos Estados Unidos. Por isso, Lula dá tanta força àquilo que se convencionou chamar diplomacia Sul-Sul, uma tentativa de se aproximar de África, América Latina, Oriente Médio e de outros países capazes de contrabalançar a suposta hegemonia americana. Não é outra a explicação para Lula fazer afagos a Chávez, ao iraniano Mahmoud Ahmadinejad, a Omar Hassan al-Bashir – o tirano africano que comanda o genocídio em Darfur – e a outros líderes globais cujo pedigree tem causado mais embaraço que orgulho ao Brasil. A geração hoje no poder no Itamaraty foi criada na época em que até beber Coca-Cola era visto com desdém em certos círculos. Para eles, dizer sim ao governo francês é, sobretudo, dizer não aos Estados Unidos.
É evidente que há um problema por parte de certa esquerda brasileira, que mesmo que uma proposta americana fosse 100 vezes mais favorável recusaria mesmo assim, só porque é americana, e não é por isso aceitável segundo os seus próprios principios ideologicos.
Ainda há dias, uma notícia de um Blog sobre a questão dos códigos-fonte de equipamentos americanos para a Índia levantou celeuma.
Curiosamente, os mesmos sectores da esquerda de repente esqueceram que nas Malvinas, alegadamente os mísseis argentinos não funcionaram como deviam, porque houve informações sobre como interferir neles que foram transmitidas aos ingleses.
Que país malvado terá sido esse...
Os Estados Unidos provavelmente...
Infelizmente o ranço está dos dois lados, como vimos nos comentários acima...
Cumprimentos
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Re: GEOPOLÍTICA
Só um pequeno reparo. Não podemos afirmar, que poder militar e nuclear da Rússia não foi planeado e que foi consequência do poder soviético.orestespf escreveu:O gênio não consegue pensar, veja os dois exemplos que a figura arrumou! A Alemanha tem sérias restrições para se armar mais do que já tem; já a Rússia tem, de fato, FFAA maior que sua economia, mas ele se esquece que isso não foi planejado, foi consequência dos feitos passados (URSS). Estes exemplos não demonstram nada, no máximo a ignorância de quem os usou. Queria ouvir da boca do autor o que teria para dizer sobre as FFAA dos EUA, da Inglaterra, da França, da Itália e vários outros países. Ou ele vai dizer que estes aí não contam?
Para dar um exemplo, a terceira potência nuclear do planeta terra em 1991, era a Republica Socialista Soviética da Ucrânia. Repúblicas como o Kazakistão estavam armadas com grandes quantidades de engenhos nucleares, que entretanto foram retirados ou desactivados. Estes países também foram consequência da URSS.
Além disso, a Rússia decidiu manter uma força nuclear maior que a que correspondia ao seu poder efectivo. Decidiu e organizou-se para isso, comprando muitos dos equipamentos que tinham sido atribuídos às outras repúblicas. A Rússia comprou engenhos atómicos, comprou caças e comprou bombardeiros estratégicos.
Por isto, afirmar que o poder nuclear da Rússia foi apenas uma consequência de feitos passados, constitui erro grosseiro.
Permita-me orestespf mais um reparo:
Dizer que a Alemanha tem sérias restrições para se armar mais, é um pouco estranho, quando comparamos os números actuais com os números por exemplo dos anos 70 e anos 80, em que a Alemanha possuía o mais poderoso exército da NATO depois dos Estados Unidos.
As restrições da Alemanha, são resultado das restrições que foram acordados por todos os países europeus com os tratados de limitação de armas convencionais e não são específicas da Alemanha. A força actual da Alemanha é apenas uma fracção da que foi no passado e as restrições para a Alemanha ter armas nucleares são restrições muito mais internas que externas.
Se a Alemanha amanhã decidisse ter armas atómicas, alguém está a ver uma invasão da Alemanha para impedir isso ?
Portanto, talvez o autor até tenha utilizado a cabeça para pensar, e talvez (digo eu) tenha utilizado as mãos para pegar um livro de Historia…
Cumprimentos
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Re: GEOPOLÍTICA
13 Set 09
DEFESA
Alerta à vista na Amazônia Azul
Forças Armadas mostram preocupação com vulnerabilidade do espaço marítimo brasileiro, incluindo a área do pré-sal
Chico Otavio
Primeiro, foram as fronteiras do Sul do país. Depois, a Amazônia. Agora, o eixo da inquietação dos militares se volta para a vulnerabilidade do mar brasileiro. Embora não admitam publicamente, as Forças Armadas reconhecem, em apresentações internas, que a defesa dos espaços marítimos brasileiros, incluindo a área do pré-sal, é um desafio abissal. Além da conhecida defasagem tecnológica, cenários não afastam a possibilidade de questionamentos futuros sobre a soberania nacional nos campos mais remotos de exploração oceânica de petróleo.
No passado, os militares concentravam tropas e armas na fronteira gaúcha por acreditar que, caso necessário, teriam pela frente um conflito clássico. Na Amazônia, apostam até hoje no território inóspito como aliado e na guerra assimétrica (não convencional) para derrotar um inimigo mais forte. Mas, no caso da defesa em alto-mar, sabem que o emprego da melhor tecnologia é decisivo. E que, mesmo com a compra de submarinos e caças modernos, como o governo pretende, o país continuará longe de se opor a uma potência inimiga porque a diferença é muito grande.
Os problemas, porém, não se restringem à hipótese bélica. Nem todos os países reconhecem os direitos de outros sobre as águas mais distantes da costa. Em outubro do ano passado, o capitão-de-mar-e-guerra Marcos Almeida, oficial do Estado-Maior da Armada, em palestra no Centro de Instrução e Adestramento Aeronaval, alertou que 40 nações, entre as quais Estados Unidos e Venezuela, não haviam assinado a Convenção das Nações Unidas sobre o Direito do Mar (1982).
A convenção fixa os direitos de exploração de um país oceânico em sua Zona Econômica Exclusiva (ZEE), faixa de 200 milhas náuticas situada além de seu mar territorial. No caso do Brasil, é a área onde fica a maior parte do pré-sal. Marcos Almeida destacou que a Inglaterra, mesmo sendo signatária da convenção, fez ressalvas sobre o alcance da soberania em tais áreas, incluindo restrições "àqueles que reivindicam jurisdição do Estado costeiro sobre todas as instalações e estruturas".
A autonomia de uma nação em sua ZEE é limitada pela convenção. Além de permitir o sobrevoo e a "navegação inocente" (pacífica), um país não pode impedir que outro instale e opere cabos e dutos submarinos no local. Como os mapas mostram que um pedaço do pré-sal está localizado além da ZEE, em área reivindicada pelo Brasil, ele teoricamente ainda é patrimônio da humanidade e pode ser explorado por qualquer um.
A reivindicação brasileira que incorpora esta franja do pré-sal é baseada em outro dispositivo do tratado, que garante aos países direitos sobre a sua "plataforma continental" (áreas submarinas que se estendem além do mar territorial, em toda a extensão do prolongamento natural de seu território).
Em 2004, o governo requereu à ONU direitos sobre 960 mil quilômetros quadrados de plataforma continental, mas a entidade até agora não decidiu - respondeu parcialmente a favor em 2007, mas deixando de fora cerca de 200 mil quilômetros quadrados, "o que representa aproximadamente 5% da Amazônia Azul ou 20% da plataforma continental", disse o oficial da Marinha.
Militares temem ação preservacionista de ONGs
Outro temor dos militares é a forte conotação ambiental da convenção, que relaciona a exploração dos recursos naturais do mar, do solo e do subsolo ao compromisso de proteger e preservar o meio marinho.
Como o Brasil quer tirar petróleo do pré-sal, atividade reconhecidamente poluidora, há um temor de que as organizações ambientalistas, unidas em torno de uma rede global de reservas marinhas, pressionem pelo veto ao acesso e à exploração de 25 áreas estratégicas espalhadas pelo planeta, sendo uma delas localizada no Centro-Sul Atlântico.
Diferentemente das fronteiras secas, protegidas pela força das armas ou pela ocupação civil, a defesa do mar exige recursos de última geração, embarcados em modernos navios, submarinos e aviões de combate.
- Somente com um único submarino nuclear, a Inglaterra manteve toda a frota argentina parada no porto durante a Guerra das Malvinas - lembra o presidente do Clube Militar, general Gilberto Figueiredo.
Para alavancar as Forças Armadas, o governo Lula investe numa parceria estratégica com a França. Este acordo prevê, entre outros equipamentos, a montagem de quatro submarinos convencionais Scorpène, a integração do reator brasileiro a um submarino nuclear e a construção de uma base e um estaleiro, incluindo a transferência tecnológica. O presidente Lula também manifestou interesse na compra de 36 aviões caça Rafale, franceses, que formariam três esquadrões.
Mas tudo isso é futuro. Hoje, embora não existam dados oficiais disponíveis, é possível indicar que pelo menos metade dos cerca de 100 caças da FAB (modelos F-2000 Mirage, AMX e F-5 modernizado) em atividade não apresenta condições de voo. Além disso, dos 23 caças Skyhawk comprados para embarcar no porta-aviões "São Paulo", apenas quatro estão voando.
A situação se repete no mar. Dos 18 navios de guerra da Armada, só dez navegam. O próprio "São Paulo" é um dos que estão em manutenção, parado há dois anos, depois da explosão de uma tubulação de vapor.
"A disciplina militar prestante não se aprende senhor, sonhando e na fantasia, mas labutando e pelejando." (CAMÕES)
Jauro.
Jauro.