Ejercicios militares brasileros provocan tensiones con Paraguay
Nov-07-08 - por Ignacio J. Osacar (Coordinador de la Comisión de Defensa del CENM)
El desarrollo de los ejercicios conjuntos denominados Frontera Sur II en las zonas fronterizas de Argentina, Paraguay y Uruguay, no solo provocaron inquietud por las operaciones de más de 10.000 hombres ejecutadas en zonas muy cercanas al límite internacional, sino por las expresiones del Director del Ejercicio y Comandante del Comando Sur, Teniente General José Elito Carvalho Siqueira, quien manifestó a un medio especializado que en caso que la represa de Itaipú fuera tomada por movimientos sociales y que el Presidente Lula ordenara la ocupación militar del complejo hidroeléctrico, la orden se cumplirá.
El complejo binacional Itaipú provee del 98% de la energía que consume el Paraguay y del 25% del Brasil. Las industrias de Sao Pablo y el sureste del Brasil dependen de la energía producida por esta obra, por lo cual es de importancia en el presente y para los ambiciosos planes de desarrollo industrial estratégico en el futuro.
Un elemento de fricción importante entre Paraguay y Brasil es el precio de la energía sobrante para el primero y que exporta a precios menores a los de mercado por imposición de su socio. Con el nuevo gobierno del presidente Lugo se ha reinstalado el tema como prioridad y se incrementó la presión para aumentar el precio de los saldos exportables.
Otro punto es el de los campesinos sin tierra que ocupan tierras de brasileros dentro de territorio paraguayo en los departamentos fronterizos de Concepción, San Pedro y Alto Paraná. Muchos de estos agricultores brasileros, conocidos como brasiguayos, compraron tierras a buen precio en el lado paraguayo, obligados por la inundación de sus propiedades y las insuficientes indemnizaciones recibidas, como consecuencia de la formación del embalse de agua de 1400 Km2 necesarios para el funcionamiento de Itaipú. Estas ocupaciones de tierras reciben el apoyo oficioso desde algunos sectores radicales del nuevo gobierno paraguayo, que impulsan una implementación más rápida de los planes de reforma agraria.
Tiene también gravedad la muy difícil situación de control fronterizo en esta zona, que permite la actividad de organizaciones delictivas dedicadas al tráfico de drogas, armas, personas y mercaderías de todo tipo. Con ese objetivo, en este ejercicio, además de las Fuerzas Armadas, también participaron organizaciones civiles como la Policía Federal, Aduana, Policías Estatales y Organismos Ambientales nacionales y locales. Se descubrieron no menos de 300 puertos clandestinos en la costa brasilera de la laguna de Itaipú. Durante la duración del ejercicio las actividades ilícitas en la zona disminuyeron significativamente por la presencia y el accionar militar y policial.
Es destacable remarcar que a unos 10 Km aguas abajo se localiza la denominada Triple Frontera, la cual constituye el asentamiento de comunidades árabes, siendo algunos de sus miembros vinculados con organizaciones terroristas islámicas del Medio Oriente.
Las palabras expresadas por el General Carvalho Siqueira desde el punto de vista militar no parecen ser objetables al aludir a una orden legal que recibiría directamente del Presidente de la Nación a través del ministro de Defensa. Las políticas de Defensa Nacional que fueran establecidas por decreto 5454 en el 2005 afirman respecto del Ambiente Regional y el Entorno Estratégico del Brasil que "la existencia de zonas de inestabilidad y de ilícitos transnacionales puede provocar la transferencia de conflictos a otros países de América del Sur. La persistencia de esos focos de incertidumbre impone que la defensa del Estado sea vista como prioridad, para preservar los intereses nacionales, la soberanía y la independencia".
Es poco discutible si está afectado el interés nacional o no, cuando como consecuencia de la ocupación violenta o pacífica de una instalación binacional, se corte un cuarto del fluido eléctrico del país, con la afectación inmediata de la industria y de las condiciones de vida del ciudadano común.
Las directivas estratégicas son también de por sí claras, porque ya en el segundo de los veintiséis puntos afirman la exigencia de "mantener los medios militares con capacidad de salvaguardar las personas, los bienes y los recursos brasileros en el exterior." Esto incluye la protección de los agricultores brasileros, quienes habrían sido seleccionados por los campesinos sin tierra paraguayos por su condición de extranjeros.
El presidente Lula firmó el decreto 6552 pocos días antes de iniciarse el Frontera Sur II para fijar las pautas para la Movilización Nacional en caso de "agresión extranjera", en el cual establece que "Los parámetros para la calificación de agresión extranjera, entre otros, implica actos lesivos a la soberanía nacional, integridad territorial, al pueblo brasilero y a las instituciones nacionales, aunque éstas no signifiquen una invasión al territorio nacional". Los medios paraguayos se expresaron respecto a la intencionalidad del decreto y su referencia implícita a la situación de la represa, sin embargo lo esencial es que los brasiguayos son parte del "pueblo brasilero".
Quizás son aun más significativas las expresiones del ministro de Defensa, Nelson Jobin, quien afirmó que Brasil necesita tener la "capacidad de decir no" para poder participar en los debates internacionales con las naciones desarrolladas, agregando que "la voz diplomática es más fuerte si es respaldada por la capacidad disuasoria de las Fuerzas Armadas".
Estas ejercitaciones militares constituyen de por sí una demostración de poder militar dirigida a los países vecinos, acorde al rol de liderazgo que Brasil procura asegurar en la región. Esta expresión armada manifiesta la determinación de ser una potencia dominante en el futuro, con la necesaria capacidad militar. Es posible que el pensamiento reservado brasilero sea que, si bien lo deseable sería conformar coaliciones con países regionales para solucionar situaciones de crisis e inestabilidad regional, los hechos demuestran que trabajan intensamente para ser autosuficientes y contar con la capacidad de emplear el poder militar unilateralmente si las circunstancias así lo exigieran.
Este desafío implica enfrentar efectivamente actuales amenazas de carácter no estatales y empeñarse simultáneamente en la consolidación de su propia integridad territorial y el ejercicio de soberanía en una geografía con límites internacionales de difícil demarcación y diluido control estatal de regiones interiores, incluso dentro de las grandes concentraciones urbanas, lo que implica la afectación creciente de recursos humanos y materiales que deberán ser acompañados de una perseverante decisión política, la que debe superar el mediano plazo y contar con la asignación presupuestaria necesaria.
Fuentes:
http://www.defesa.gov.br consultado 20-10-08
http://www.abc.com.py consultado 21-10-08